_
_
_
_
_

Toshack prescindió de Butragueño contra el Peñarol en el trofeo de La Línea

El técnico del Real Madrid, John Benjamín Toshack, abrió anoche de par en par las puertas a todo tipo de especulación sobre el futuro de Butragueño en el equipo, tema que parece destinado a convertirse en el más apasionado debate futbolístico de la pretemporada.

En la semifinal del Trofeo de la Línea, frente al Peñarol, el entrenador galés ni siquiera contó con el Buitre en el banquillo. La próxima cita de esta nueva entrega, esperada con impaciencia, será mañana por la noche en la final del trofeo, en la que una nueva ausencia del Buitre podría añadir tintes de mayor seriedad al debate, que hasta el momento no deja de obedecer a las típicas pruebas de verano.

Tampoco Toshack contó anoche con Sanchis, quien sin embargo no parece atravesar un momento tan delicado como Butragueño por más que Maqueda cumpliera con éxito ayer en su puesto.

El Madrid consiguió clasificarse para la final de mañana frente al vencedor del Lazio-Cádiz, tras remontar un marcador que se le puso en contra mediada la segunda parte. El conjunto blanco sacó entonces a relucir su habitual garra, que no parece perderse por más que se trate de trofeos de verano o que el equipo apunte iniciar, de la mano de Toshack, un cambio generacional y estratégico que puede acabar con la quinta del Buitre.

En el primer tiempo el Madrid evidenció bastante orden en el centro del campo e hizo gala de una notable disciplina defensiva. únicamente Hagi y Hugo parecen tener licencia para no defender en el equipo de Toshack. El mexicano, porque bastante tiene con ser el único delantero del conjunto, y el rumano, porque sus cualidades futbolísticas no son las más adecuadas para tales tareas.

Toshack presentó una primera línea de contención con Gordillo y Aragón en los laterales y Maqueda en el centro. Por detrás, Hierro, Chendo y Spasick se alternaban el marcaje de los puntas uruguayos y las tareas de líbero. En el centro del campo, Hagi, Míchel y Villarroya dejaban únicamente a Hugo Sánchez en punta.

El Peñarol se atragantó con la maraña de hombres blancos en el centro del campo, mientras que el Madrid, por su parte, tampoco acertaba a romper el achique de espacios característico de los equipos entrenados por César Luis Menotti.

El juego, de esta forma, se desarrollaba en apenas una franja de 40 metros, y el espectáculo entró en un ambiente de tedio sólo interrumpido esporádicamente por los intentos de chilena de Hugo o por las genialidades de Hagi. El rumano fue quien más empeño puso en batir la meta del Peñarol, aunque su excesivo individualismo privó al equipo de transformar su más clara oportunidad de gol de todo el partido.

En el segundo tiempo Toshack introdujo una serie de cambios que acabaron con la disciplina estratégica ideada por él mismo. Las líneas madridistas quedaron así reducidas a los que atacaban -Hugo, Paco Llorente y Hagi-, y los que defendían -Chendo, Spasick, Maqueda, Hierro y Gordillo-, con Míchel y Milla tratando de conjugar ambas funciones.

El Madrid, aunque ganó en capacidad ofensiva teórica, perdió el concierto en el centro del campo, pero, una vez más, consiguió remontar el partido con más corazón que cerebro, con penalti incluido.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_