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Tour 90

Un descuido le cuesta 30 segundos a Delgado

Luis Gómez

El Tour ha quedado limpio de protagonistas extraños, y las consecuencias de la primera etapa han pasado al capítulo de¡ anecdotario, aun cuando el italiano Chiappucci pueda dormir una noche más como líder, pese a perder ayer 4.53 minutos. En esa situación, que es la correcta, las aspiraciones de Pedro Delgado sufrieron una nueva merma, como consecuencia de un reprochable descuido: tanto quiso disfrutar de lacondición de corredor a la contra que permitió una escapada conjunta de Breukink y Lemond. Eduardo Chozas, especialista en triunfos parciales, ganó la etapa e igualó a Delgado con su cuarta victoria en el Tour.

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La etapa de ayer resumió perfectamente el peligro de las jornadas que atraviesan el macizo central francés, repleto de carreteras sinuosas, suelo en mal esta do, continuas subidas y bajadas, y un fortísimo calor en los meses de verano. La velocidad con que el pelotón discurrió desde el primer kilómetro -se alcanzó la meta con casi media hora sobre el mejor horario previsto- y las secuelas que han dejado los Alpes en las piernas de los corredores, convirtieron una etapa corta en un verdadero desfile de cadáveres . Desde los primeros kilómetros, los principales directores deportivos observaron que mucha gente digería mal el terreno y que las fuerzas escaseaban por doquier. Echávarri, director del Banesto, contaba con ello y mantenía a sus hombres a la expectativa bajo el supuesto de que los franceses, por celebrarse ayer la fiesta nacional, buscarían un triunfo de etapa. Aun así, calculó que, de haber movimiento, podría Delgado mantenerse a la contra y actuar en consecuencia.Los primeros ataques significaban un intento descarado para obligar a trabajar al equipo Carrera en defensa de su recién estrenado líder. El momento clave llegó al comienzo de la ascensión del último puerto, si cabe calificarlo como tal. Lemond lanzó un ataque en cabeza al que se unieron Breukink, Chozas, e Induráin en labores de marcaje. No lo hizo Delgado, aunque, según propia confesión tuvo conocimiento inmediato del salto. "Vi que salían, pero pensé que se trataba de un salto inocente con la intención de poner a prueba a Chiappucci. Como observé que delante marchaba Induráin, decidí quedarme atrás esperando que el equipo Carrera, que iba en cabeza, trabajase en su captura y me llevase hasta ellos sin mayores problemas. Me equivoqué, porque el líder se desentendió descaradamente. Hubo mucha indecisión y tuve que salir detrás de ellos".

El error de Delgado

La versión de Delgado no explica del todo su exceso de sangre fría. Según Lejarreta, quien terminó acompañándole en la caza, "la carrera iba descontrolada en esos momentos y se notaba que mucha gente iba mal de fuerzas". Lejarreta, que viajaba en cola del grupo, observó cómo corredores como Alcalá o Mottet sufrían y eran incapaces de mantener un ritmo adecuado. Al intuir que había movimiento en cabeza, decidió adelantarse y pudo así aprovechar el salto de Delgado para meterse entre los mejores. "Yo, necesariamente", manifestó Lejarreta, "debo adoptar una táctica conservadora porque no soy un hombre sobrado de fuera. Sí pude darme cuenta de que había mucha gente cascada y de que el equipo Carrera era incapaz de dominar la situación".

La jornada, finalmente, se redujo a la persecución de Delgado frente a sus dos grandes rivales, desde una diferencia que llegó a un máximo de minuto y medio, lo que mejor explica el tamaño del descuido que sufrió el corredor español. Tras Delgado viajaron Bugno y Lejarreta, que nada tenían que perder y sí mucho que ganar. Delante, Induráin tuvo que retroceder para poner en marcha el tren de la persecución. La sacrificada actuación de Induráin no está pasando inadvertida a ojos de los especialistas, y ya existen algunos que, con mejor o peor intención, se preguntan por el lugar que ocuparía el delfín de Delgado en la clasificación de no haber tenido que dedicarse a tan frecuentes labores de salvamento. Al final del último puerto, Delgado llegó a estar a 20 segundos de Lemond, pero en la bajada la diferencia se amplió en 10 segundos más. Por entonces, Chiappucci era ya un líder de cartón, abandonado a su suerte, para acabar perdiendo 4.53 minutos, mientras Pensec entraba a 7.47.

El Tour bueno, por fin, ha ganado al Tour malo y el podio de París repartirá justicia. Limpia la clasificación, puede observarse que entre los tres aspirantes quien mayores errores ha cometido ha sido Delgado. Y de los tres, el que hace lo que tiene que hacer un verdadero ganador es, consecuentemente, Lemond.

Bien es cierto que las circunstancias suelen obligar al corredor español a adoptar las decisiones más difíciles, que son las del ataque frontal hacia la reducción de sensibles diferencias. Durante la segunda semana del Tour, Delgado ha debido desempeñar un papel más activo pero más ingrato que Lemond. Sin embargo, era precisamente ayer cuando Delgado podía replegarse e intervenir a la contra. Y falló, mientras que el norteamericano no deja un resquicio para la equivocación. Lemond llegará algo más allá de donde le permitan sus fuerzas. Delgado, no, porque dos de sus intervenciones han supuesto un minuto de regalo.

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