La elección del desarrollo, clave en la etapa

El Tour se ha convertido en dos carreras, la de Pensec y Chiappucci, los supervivientes de la escapada de Futuroscope, y la del grupo de favoritos previos que siguen a casi 10 minutos de dos escaladores que resisten. Ayer, el día grande, fue también el de la guerra de las tácticas. Al margen del ataque de Induráin en el descenso del Glandon, que preparó la aventura fallida de Delgado, la decisión de una etapa con un final montañoso tan duro volvió a estar en cómo abordó cada corredor la subida. Para ello, la elección de los desarrollos acordes con las fuerzas fue la clave.Si el piñón de 21 dientes había sido el elegido por la mayoría en la primera jornada alpina, ayer, con cuestas mucho más duras, casi todos subieron al 22 o al 23. Breukink, sin embargo, Alcalá, Rooks y los hombres fuertes del ONCE, Lejarreta, Fuerte, Cabestany y Chozas, siguieron con el 21, aunque bajaron de plato, de 41 dientes a 39. Pero, en todo caso, movieron los desarrollos más grandes. Por cada pedalada recorrían 3,70 metros, lo mismo que Lemond y Pensec la víspera.

Breukink. pudo resistir la mayor multiplicación porque se dosificó y fue de menos a más, pero Alcalá, al revés que en la contrarreloj de Vittel, fracasó, lo mismo que Rooks. Chozas y Fuerte aguantaron mejor que Lejarreta, demasiado apurado en no perder contacto con el grupo de Pensec, mientras Cabestany subió a su ritmo.

Bugno y Delgado, como el hundido Roche, utilizaron un 41x23. Las dos combinaciones son similares. Con la primera se logran 3,53 metros y con la segunda 3,55. Ambas son inferiores en 15 o 17 centímetros al 39x21, lo que en casi 15 kilómetros de ascensión con el 8,2% de desnivel y después de dos puertos, llega anotarse en cada pedalada.