Golman Sachs presenta a Unión Fenosa tres ofertas de compra de su sede social
El merchant hank norteamericano Goldman Sachs ha presentado a los máximos responsables de Unión Fenosa tres ofertas de compra de la sede social de la compañía eléctrica, situada en el número 53 de la madrileña calle de Capitán Haya. La operación de venta, cuyo importe se estima en unos 10.000 millones de pesetas, se resolvera casi con toda probabilidad antes del mes de agosto y no implicará el desalojo inmediato del inmueble, ya que se prevé una cláusula de permanencia por un período de cinco años.
Pese a que, por el momento, se mantiene en la más estricta de las reservas los nombres de los tres ofertantes que han mostrado interés por adquirir la sede de Unión Fenosa, se ha podido saber, sin embargo, que se trata de tres grupos extranjeros. De ello se desprende que los inversores españoles, que a mediados del pasado año concurrieron a la compra del inmueble, no se encuentran ahora en el paquete preseleccionado por Goldinan Sachs.Las dificultades derivadas de las restricciones crediticias impuestas por las autoridades monetarias en junio del pasado año con el objeto de intentar frenar el recalentamiento que presentaba la economía española, frustraron el primer intento de venta de la sede social de Unión Fenosa a la que optaban varios inversores españoles.
La imposibilidad con la que toparon los grupos interesados en el edificio de Capitán Haya para disponer de los recursos financieros que precisaban, llevó a los responsables de la eléctrica a aplazar su proyecto en espera de mejores tiempos. De forma paralela, se decidía contratar los servicios de un broker que permitiera trasladar la oferta más allá de España. La elección, finalmente, recayó en el merchant bank norteamericano Goldrnan Sachs.
La decisión
La venta de la sede de Unión Fenosa, valorada en unos 10.000 millones de pesetas, fije anunciada de forma implícita por su presidente, Julián Trincado, con motivo del discurso que pronunció en la junta general de accionistas del pasado año. La decisión se justificaba en la necesidad de contar con un espacio suficiente que permitiera a la compañía alojar todos los servicios de una forma más acorde con su actual dimensión.La venta, en todo caso, no debía suponer el desalojo inmediato del inmueble, para lo cual el contrato a suscribir debería incorporar una cláusula de permanencia en el edificio por un plazo de cinco años, prorrogable por otros tres años más.
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