José María Amusátegui releva a Boada en la presidencia del Hispano Americano
El Consejo de Administración del Banco Hispano Americano, en su reunión de ayer, aceptó la renuncia de Claudio Boada Vilallonga como presidente de la entidad, decisión que ha sido tomada a petición propia y que será efectiva desde el 1 de enero del próximo año. Asimismo nombró nuevo presidente a José María Amusátegui, actual vicepresidente, y estableció como fecha para el comienzo del ejercicio también el próximo 1 de enero. Boada seguirá en el consejo del banco y en su comisión ejecutiva. De este modo se cierra la sucesión en uno de los grandes bancos españoles.
Claudio Boada ha estado al frente de la entidad en los últimos cinco años, durante los cuales se ha superado una crisis importante y deja la entidad en la rampa de lanzamiento con unos ratios que le sitúan como uno más de los grandes bancos.Los estatutos del Hispano establecen que la presidencia está limitada a los 70 años, edad que cumplía ayer Boada. El presidente podía haber optado por el cambio de estatutos y alargar su mandato unos años más, pero al final ha optado por ceder el paso a Amusátegui, a pesar de que varios consejeros le habían pedido que continuara al frente de la entidad. Elige, pues, una sucesión como la que efectuó en su día Ángel Galíndez, anterior presidente del Banco de Vizcaya, a favor el malogrado Pedro Toledo.
A lo largo de estos cinco últimos años el Banco Hispano Americano ha tenido que tapar un gran agujero que provenía básicamente del Banco Urquijo, entidad que había adquirido anteriormente. El Hispano pedía en el mes de enero de 1985 ayudas al Banco de España por valor de 45.000 millones de pesetas para el saneamiento del Banco Urquijo Unión. El Hispano no debía haber adquirido el Urquijo Unión, decía Rafael Termes entonces presidente de la AEB. El Urquijo Unión, dedicado a la banca industrial y que se había situado en el octavo puesto de los bancos nacionales, sufrió un gran revés con la crisis industrial y ello empujó contra las cuerdas al Hispano.
En 1984, los recursos generados por el banco -sumando el beneficio bruto, saneamientos y amortizaciones para el año- sumaban 29.940 millones, tina cifra muy similar al año anterior. No se dio dividendo, lo que fue una postura difícil pero valiente.
El ajuste implantado por el equipo de Boada ha surtido los efectos deseados, si bien las circunstancias del mercado han ayudado. El banco ha vuelto a entrar en unos beneficios importantes y a repartir dividendo. Durante el último ejercicio el grupo obtuvo un beneficio antes de impuestos de 60.813 millones de pesetas, lo que supone un incremento del 18,2% con respecto al año anterior. Los beneficios del banco fueron de 48.081 millones, con un incremento del 19%. Estos resultados no están influidos por la materialización de resultados atípicos, ya que la venta del Urquijo y la salida a bolsa de parte de Hispamer se contabilizaron en el ejercicio de 1988.
El Hispano ha entrado en todos los frentes por la lucha del cliente, ha impulsado su estrategia internacional y ha descargado su grupo industrial ya muy reducido. En la lucha por el pasivo acaba de lanzar un producto conocido como la lotería del Hispano, directamente dirigido al pequeño ahorrador. Aunque Boada no era muy partidario de las denominadas supercuentas, no ha tenido más remedio que dar la cara en este campo.
Dentro de la estrategia internacional, el Hispano ha sido el principal impulsor del Grupo Europartners en el que participan junto al banco español el Crédit Lyonnais, el Banco di Roma y el Commerzbank. El Hispano tomó el 5% del banco alemán que, a su vez, es el primer accionista del banco español, con el 12%.
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