La metáfora de un sueño irrealizable
La cultura que genera el mercado de valores no consiste en destruir las ilusiones cuando las cosas van mal, sino en convertir las desvanecidas ilusiones generales en ganancias individuales. Para los realmente sabios, la bolsa es tan invencible como la misma naturaleza. El proceso de selección natural, definido aquí por cierta incorregible veleidad de las fuerzas concurrentes de oferta y demanda, le va que ni pintado al experto bolsista. En momentos como el actual, los cazadores a la baja, agazapados en la maleza que a otros les impide ver el bosque, amasan fortunas a puñaditos. Contrariamente, para la gran mayoría de inversores la palabra plusvalía es tan sólo la metáfora de un sueño irrealizable. Los gestores de patrimonios y los bancos de inversión, auténticos agentes dinamizadores del mercado, encuentran en la liquidez el remedio para los grandes males. Suelen afrontar lo que ellos llaman ausencia de contrapartidas aconsejando a sus clientes que coloquen el papel con cuentagotas para evitar que un ligero goteo se convierta en avalancha. Razón no les falta, ahora que los altos tipos de interés son un Imperativo de la autoridad monetaria.
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