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Triunfo arrasador deL Barça en Badalona

Robert Álvarez

, El Barcelona consumó anoche la consecución de su cuarto título consecutivo con la pasmosa y contundente autoridad de quien es capaz de una proeza así. Al igual que en el desarrollo de toda la serie final, al mejor de cinco y que ganó por 3-0, eligió la vía más rápida sin respetar los cánones que hacen presuponer mayor igualdad en partidos de estas características.

El Barcelona dosificó a su antojo el ritmo y la intensidad del partido y administró sus recursos con una precisión asombrosa. "Hemos ganado con todas las de la ley", fue la sentencia de Aíto García Reneses, el hombre que ha forjado y con-, d,ucido al equipo azulgrana hasta la cúspide.

El Joventut opuso menos resistencia de la que se presuponía en una situación tan desesperada y de un equipo con su. potencial. Tal como sucedió en los encuentros anteriores, tan sólo Lampley y sobre todo Villacampa, recurrieron a los valores más característicos de su equipo, su talento y su virtuosismo individual.

Las enrevesadas tácticas con las que se complica un partido de baloncesto se vinieron abajo con el elemental silogismo que propuso Aíto a sus jugadores. El Joventut iba a imponer una defensa rígida y muy cerrada para evitar la supremacía de los gigantes azulgrana. En lugar de enviar a sus jugadores al choque, Aíto eligió el camíno más despejado, el de los triples, para anotar sin tener constantemente un brazo,delante de la nariz.

Con esta táctica y la dosis necesaria de acierto y suerte en este tipo de lanzamientos, el Barcelona marcó la pauta del partido dominando desde los primeros minutos. La serie de 7 triples de 8 lanzamientos fue tan provechosa, 19-25 (m. 7), como desmoralizante para su rival. El equipo badalonés mantuvo el tipo con un buen juego de ataque, moviendo con un gran acierto a sus jugadores en posiciones intermedias, a tres o cuatro metros del aro.

El marcador se igualó cuando finalizó el anonadante porcentaje de acierto en el triple del Barcelona que, además, tuvo que dar descanso a Solozábal porque en el m. 13 había acumulado ya 4 faltas personales. El Joventut se puso por delante fugazmente, 40-39 (m. 15). A partir de ese momento, el equipo azulgrana cambió radicalmente su juego y con Ferran, Trumbo y Norris demostró que también era superior en el juego controlado.

Utilizando su poder bajo los tableros puso en evidencia la superioridad física de sus pívots y también uno de los defectos más acusados de su rival, su absoluta incapacidad para asegurar mínimamente el rebote defensivo. En resumen, el campeón se fue al descanso con uncolchón (43-53) que le permitía soñar y casi dormir un poquito.

La diferencia fue todavía más importante, 52-66 (m. 24), lo que obligó a Pedro Martínez a adoptar una solución de emergencia. La estratagema, una zona mixta, con Villacampa sobre Epi, situó al Barcelona en la autopista. Se volvió a abrir la veda de los triples y Epi, Costa y Crespo los ejecutaron consecutivamente con la frialdad que facilita tener a sus respectivos defensores a más de un metro. Resultado: 54-75 (m. 26), Villacampa y Johnson con 4 faltas personales, y la final decidida.

Al equipo verdinegro ya no le quedó otro remedio que adoptar una táctica suicida que te reportó un parcial de 10-0 y le permitió situarse a tan sólo 9 puntos, 70-79 (m. 30). Pero su esfuerzo ya estaba fuera de todo cálculo estratégico razonable, y tal como se produjo esa rápida remontada se llegó a su rendición, incondicional. El milagro se desvaneció definitivamente tras la eliminación de Villacampa. El Barcelona les había superado tan fácilmente que sólo les quedaba bajar la cabeza y saludar al campeón, con la deportividad que lo hicieron, por cuarta vez consecutiva.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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