Curvas mortales de necesidad
La curva de Vadocondes (Burgos) no admite más de 40 kilómetros por hora. Es doble y está en cuesta, y parece, con su firme repujado a base de infinitos remiendos, escogida para una película que refresque la más inmediata posguerra. Pero sigue ahí, en 1990, y no está encajada en un camino, sino en una carretera nacional que atraviesa la provincia de Burgos de parte a parte. Se ha cobrado ocho muertos y 46 heridos en sólo un año. Su notoriedad tiene que ver con el azar, ya que un autobús chocó allí contra un camión en abril de 1989. El siniestro la convirtió así en el punto negro en curva más sangriento de España. Pero hubo cinco accidentes más, los mismos que ocurrieron el año anterior.
Es una vieja conocida de la gente del lugar, como otras curvas de las carreteras de España. Si hace pocos días ocho motoristas de los 22 que se accidentaron en un fin de semana fallecían en una curva negra de Ciudad Real en su camino a Cádiz, por la N-IV, en la curva del 223,3, dos más se hirieron gravemente anteayer."La de Vadocondes, la de Vadocondes". La curva -en la Nacional 122, kilómetro 258,5, a 11 kilómetros de Aranda de Duero, en Burgos- no se les olvida ni a los chicos de la Cruz Roja ni a los agentes de la Guardia Civil, ni al personal del hospital público de los Santos Reyes de la localidad. En 1989 registró 6 accidentes.
"Con una máquina la quitaban en una tarde", protesta Luis, un obrero de Vadocondes, que desayuna en el bar más cercano con José, empleado de la gasolinera enclavada en la recta de más de dos kilómetros que precede a la curva. Para ellos es la curva de la muerte". "Esa carretera es para ir en triciclo o en cirila [dos caballos]", afirma Santos un socorrista de Cruz Roja. La carretera se estrecha a su paso por la provincia y está cuajada de baches y pasos a nivel sobre una vía condenada. Un guardia civil de Aranda contesta que si se respetan las señales -prohibición de circular a más de 40 kilómetros por hora- no ocurre nada.
Al menos 208 personas murieron en más de 128 puntos negros en curva que se desperdigan por las carreteras de 35 provincias españolas. (Tráfico considera como puntos negros los enclaves que resistirán más de tres accidentes en un año: en total, fueron unos 6.000 lugares en 1988). En la lista de giros negros de 1989 en poder de Tráfico, -que no ha facilitado datos de Barcelona y Zamora- destaca claramente Valencia, que posee cinco de las curvas más sangrientas. Tiene 21 tramos curvos que han ocasionado 39 muertos. Le sigue Madrid, con 11 giros negros y 20 víctimas.
Actuaciones correctoras
Casi la mitad de los tramos (48) habían sido puntos negros en años anteriores y repetían, por lo que las actuaciones correctoras, si las hubo, no fueron suficientes. Al otro lado de la clasificación, hay 13 provincias -Sevilla, Álava o Las Palmas, se cuentan entre ellas- sin curvas mortales. Burgos aporta dos curvas y otra que constituye un punto negro desde 1977. Apenas sorteada Aranda hacia Valladolid, en la misma N-122 espera la curva del ventorro, una ese cruzada por las vías de una línea férrea en desuso, justo en el kilómetro 273,8.
En Madrid, destacan tres curvas en la N-VI (a La Coruña). Dos de ellas, rondando el kilómetro 6 de la autovía, que en 1989 ocasionaron cinco muertos y 53 heridos, han desaparecido ya merced a las obras que evitan la Puerta de Hierro. La del kilómetro 17,400, con ocho accidentes, dos muertos y 14 heridos, en Las Rozas hacia Madrid, permanece con una señal de deslizamiento cuando hay lluvia y una placa que recomienda al conducto que no pase de 80.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.