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VUELTA CICLISTA A ESPAÑA

Los favoritos eligieron la segunda etapa de Montaña como escenario de su primera batalla

Robert Álvarez

Los favoritos de la Vuelta eligieron ayer la duodécima etapa, entre el Alto de San Isidro y el Alto del Naranco, como escenario de su primera batalla. El resultado fue un botín exiguo en beneficio de Induráin y Delgado (Banesto) y Gastón (Clas): 5 segundos respecto a Pino (Seur), 8 segundos respecto a Fuerte (ONCE) y Parra (Kelme) y 11 segundos más sobre Rominger (Chateau D'Ax). Los guarismos delatan la tremenda igualdad en la que se desarrolla por el momento la carrera. El ganador de la etapa fue el colombiano Alberto Camargo (Café de Colombia), que llegó en solitario a la meta. El italiano Marco Giovannetti conserva el liderato.

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Decimotercera etapa.

El jurado de la prueba decidió tomar en consideración la protesta del equipo de la ONCE y situó a todos los, favoritos con el mismo tiempo que Induráin, al que se le habían otorgado cuatro segundos de ventaja, en la llegada de la etapa del viernes con final en el Alto de San Isidro.Manolo Sáiz, director deportivo de la ONCE, un hombre tranquilo, pululaba el viernes por la noche en el hotel del Alto de San Isidro, nervioso y ávido de denunciar la "injusticia" que según él habían cometido los jueces de la carrera al conceder cuatro segundos de ventaja de Induráin respecto a Fuerte. Era la segunda vez que Sáiz acusaba a los jueces de estar en la "era antediluviana" al hacer prevalecer el lápiz sobre la técnica. A medida que pasan los días, los hechos justifican el afán de Sáiz. La mínima diferencia entre los que aspiran a ganar la carrera cada vez parece resultar más trascendente.

Escaso botín

El escaso botín que obtuvieron ayer Induráin, Delgado y Gastón refuerza esta tesis. Estos escasos segundos de diferencia -se pueden contar con los dedos de una mano- fueron resultado además de una jornada en la que por vez primera se registraron numerosos ataques por parte de prácticamente todos aquellos a los que les concierne la batalla esencial de la carrera.

La ofensiva empezó en el seno mismo del pelotón. Induráin sufrió un pinchazo que le retrasó a un segundo grupo. El resultado fue que durante 30 kilómetros sus grandes rivales pretendieron dejarle en la estacada. Llegó a acumular una desventaja de más de un minuto, pero gracias al esfuerzo colectivo de todo su equipo acabó volviendo a la cabeza.

Al margen de esa batalla circunstancial, las emociones fuertes se prodigaron y se hicieron antes de la ascensión al penúltimo puerto de los seis de que constaba la jornada. Fueron los primeros avisos de la ofensiva general que se desencadenó en las rampas, de seis kilómetros, que conducían a la meta. Gastón volvió a intentarlo como el día anterior. Induráin contestó a su vez con otro acelerón, Parra tomó la cabeza del grupo e intentó descolgar a sus rivales imponiendo un ritmo casi suicida.

Laguía, un intruso en esta circunstancia, propició un nuevo efecto acordeón en el grupo. El accidente de una moto seguidora que cayó justo delante del mismo fue aprovechado por Parra para dar su último zarpazo. Pero todos sus rivales lograron volver junto a él. Fue una última aceleración de Pedro Delgado la que motivó las diferencias en el Alto del Naranco.

Pino repitió los alardes que permiten a su equipo, el Seur, seguir manteniendo el liderato puesto que trabajó incansablemente en beneficio de su compañero Giovannetti.

Los colombianos obtuvieron su segunda victoria de etapa e hicieron prevalecer los alardes de sus numerosos e impetuosos atacantes. Coparon los dos primeros puestos de la etapa, confirmando los papeles diferenciados que ha distribuido la carrera entre los que pretenden ganar al final y los que luchan por hacerlo en etapas determinadas. Alberto Camargo se convirtió en su héroe circunstancial al adelantarse a sus compañeros de fuga, un grupo en el que no viajaba ningún corredor importante, cuando todavía quedaban más de 20 kilómetros para la meta. En ella se impuso a pesar de que su compatriota Martín Farfán (Kelme) y el alemán occidental Joseph Holmann (Stuttgart), desinformados, se jugaron el físico en el sprint al estar absolutamente convencidos de que se jugaban la victoria cuando únicamente iban a obtener como premio el segundo y tercer lugar.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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