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La emisión en directo de un juicio y un programa de 'delatores' provocan una gran polémica en Italia

Juan Arias

La pugna entre la Radio Audizioni Italia (RAI) y los canales privados de Berlusconi está dando lugar a conflictos de tipo político y social no pequeños. A ello se une la lucha por acapararse los espectadores de la televisión pública (la RAI-TV) entre sus tres canales, repartidos según el color político: democristiano el primero, socialista el segundo y comunista el tercero.En este momento están sobre el candelero de la polémica dos iniciativas muy concretas: una del canal Tres, de la RAI, y otra de Italia Uno, de Berlusconi.

Secuestradores

La RAI ha decidido transmitir en directo (cosa que nunca se había dado en la televisión de este país) el proceso a los tres secuestradores de Patrizia Tachella, la niña de nueve años recientemente liberada por las fuerzas del orden de la guarida donde la tenían escondida sus carceleros, tres pequeños industriales del norte del país, insospechados y sin precedentes penales, que solían gritar en familia que los secuestradores de niños "merecían la pena de muerte", como ha confesado la esposa de uno de ellos.Se trata de un proceso que excita los ánimos y el subconsciente de la opinión pública, empujada a pedir el fusilamiento para los secuestradores de personas, sean éstas chicas o grandes.

Que la RAI pueda o no transmitir en directo el proceso dependerá en parte de los tres imputados, ya que sólo con su permiso sería posible. Pero sus abogados han aconsejado ya a los tres secuestradores que den el visto bueno.

El peligro, según no pocos psicólogos y sociólogos, es que un proceso frente a las cámaras de televisión, en un país donde tanto gusta la representación y el espectáculo y donde cada ciudadano se siente un actor en ciernes, acabe condicionando a todos: imputados, abogados, jueces, familiares, testigos y público.

Y se preguntan si es posible de este modo llevar a cabo con serenidad y seriedad un proceso tan delicado. Pero la RAI se defiende diciendo que no puede dejar todo lo apetecible y espectacular a la competencia de las televisiones privadas.

Por su parte, el canal privado de Berlusconi, Italia Uno, propondrá a partir del 15 de mayo un programa de Gianni Ippoliti titulado La voz de la conciencia, en el que los telespectadores serán llamados a denunciar a sus semejantes, vecinos, familiares o amantes tracioneros. Y a hacerlo con nombre y apellidos, para que pueda después intervenir la policía o la justicia.

Denuncias

El programa, aun antes de salir, ha sido ya criticado como una "fábrica de delatores", pero Ippoliti, su creador, responde que lo que él pretende es "hacer una televisión que sea útil a todos", y añade que está harto de ver cómo en televisión se critica todo lo habido y por haber "sin que después pase nunca nada, sin que ninguno de los responsables acabe en la cárcel porque nadie denuncia los nombres y apellidos de los culpables".Por eso, añade, no basta con decir, por ejemplo, que la gente no paga los impuestos. Lo que él desea es que un cliente que, por ejemplo, sabe que su carnicero vende mucho, vive como un rey y no paga los impuestos, lo denuncie con todas sus generalidades.

Y lo mismo el vecino que no duerme porque encima de su piso los niños del vecino patalean de noche o dejan el televisor encendido a todo volumen. O la mujer que se ha sentido traicionada o maltratada.

A la pregunta de si esto no será "una invitación a delatar a la gente", Ippoliti responde: "Sí, pero será útil si conseguimos descubrir a un evasor fiscal, destapar a corruptores y corrompidos, a culpables de cohecho o a sinvergüenzas".

¿Pero no teme el responsable del programa que dichas denuncias puedan desencadenar un sinfín de casos policiales y judiciales?. Su respuesta ha sido: "Eso depende de la responsabilidad y madurez de los italianos".

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