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Suráfrica, foco de tensión por una gira de tenistas

Suráfrica, país que lleva 30 años fuera del movimiento olímpico por su política de apartheid, vuelve a crear nuevas tensiones en el deporte mundial. La apertura política aún queda lejos de acabar con la discriminación racial, y los máximos organismos deportivos internacionales sólo observan los cambios sin alterar su decisión de aislamiento del país. Por ello, una gira rebelde de tenistas australianos y norteamericanos ha reabierto la polémica sólo un mes después de celebrarse otra británica de críquet. Ambos intentos, como los repetidos casos del rugby, van más allá de la apertura política.

Tres australianos, Wally Masur, Darren Cahíll y John Fitzgerald, terminaron el día 1 de clasificarse para las semifinales del grupo mundial de la Copa Davis eliminando a Nueva Zelanda y cogieron las maletas para jugar durante tres semanas en Suráfrica. Junto a ellos, el mexicano Jorge Lozano y ocho norteamericanos, los más conocidos, los especialistas de dobles Rick Leach y Robert Seguso, así como Kevin Curren, que se nacionalizó norteamericano hace años para no tener problemas como surafricano.Masur ha esgrimido en nombre de todos los participantes los mismos argumentos de todos los deportistas que han actuado en Suráfrica. No le interesa la política y es un profesional que se gana la vida donde le paguen. Eso mismo declararon en su momento Severiano Ballesteros, Emilio Sánchez Vicario o Sergio Casal.

Ahora se han pedido nuevas sanciones, pero la automática, según decidió el Comité Olímpico Internacional (COI) en su última sesión de Puerto Rico, en 1989, será que ninguno de los jugadores que actúen en Suráfrica podrá participar en los Juegos Olímpicos. El país ha sido incluso expulsado de la Federación Internacional de Tenis, organismo que se resistía, pero fue forzado a hacerlo por el COI poco después de Puerto Rico para que el deporte pueda seguir siendo olímpico. En cualquier caso, esta sanción es más teórica que práctica, pues Suráfrica ya no participaba como equipo en la Copa Davis ni en la Copa Federación femenina, y en los circuitos aún siguen estando a título individual varios jugadores. El 312 del mundo, Christo van Rensburg, por ejemplo, acaba de perder el domingo la final del torneo de Orlando (EE UU) ante el norteamericano Brad Gilbert, número cinco mundial.

El National Sports Congress (NSC), que lleva especialmente la presión antiapartheid en el deporte surafricano, ha pedido ya más sanciones para los integrantes de la gira rebelde, y se han repetido las manifestaciones de protesta en Johanesburgo, comienzo de la gira, y Ciudad del Cabo, donde están actualmente. En Australia hasta se especula con prohibir a sus jugadores enfrentarse en septiembre en la semifinal de Copa Davis contra Argentina.

Compás de espera

El COI, tras estudiar la situación política surafricana el pasado mes de febrero en Kuwait, especialmente después de las consecuencias de la liberación de Nelson Mandela, llegó a la conclusión de que aún no se dan las condiciones suficientes para cambiar su postura. El COI expulsó de su seno a Suráfrica después de los Juegos Olímpicos de Roma, en 1960. Ahora "vigilará atentamente" los acontecimientos que se sucedan en el país.Mientras tanto, no sólo en tenis continúa el desafío a los contactos prohibidos. Una gira de un equipo británico de críquet provocó en febrero las protestas de los grupos antiapartheid y el NSC logró suspender una segunda vuelta. Pero es el rugby, auténtico deporte nacional surafricano, el que más se ha movido siempre para no seguir aislado del concierto internacional, y el que ha provocado más problemas. Aún intenta seguir provocándolos.

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