Fraga afirma que "Ios inquisidores de ayer son los principales corruptores de hoy"

ANABEL DÍEZ / JUAN G. IBÁÑEZ Manuel Fraga, tras haber preparado y conducido el proceso de su sucesión a favor de José María Aznar, regaló ayer a su heredero un último golpe de efecto: rompió en público, desde la tribuna de oradores, la carta que Aznar le había entregado el pasado viernes y en la que ofrecía su dimisión por si el veterano líder consideraba en algún momento que debía obtener esa renuncia. En medio de todo el comité ejecutivo puesto en pie y aplaudiéndole, Aznar se echó las manos a la cara y permaneció casi un minuto con los ojos tapados, aparentemente emocionado. Fraga aprovechó su despedida para atacar a los socialistas y denunciar que "los inquisidores de ayer son los corruptores de hoy" de la sociedad española.

El fundador de Alianza Popular y promotor de su refundación en Partido Popular no hizo un testamento político. Recién elegido presidente de la Xunta de Galicia y presidente fundador del PP, dedicó su intervención a criticar las perversiones políticas del socialismo y reivindicar los valores de la moral liberal-conservadora."El fracaso principal de la izquierda ha sido negar la moral y la ética", exclamó. Los socialistas, los materialistas, han cometido, a su juicio, el error de pensar que la moral no era necesaria en la vida pública. Fraga extendió el certificado de defunción "de la era socialista que comenzó en 1848", fecha de publicación de El manifiesto comunista, al tiempo que acusaba a "los inquisidores de ayer de ser los corruptores de hoy".

Abiertamente partidario de un bipartidismo, sostuvo que el sistema parlamentario funciona mal sin dos partidos capaces de alternarse en el poder y exhortó a todos los congresistas a volver, a sus casas con moral de lucha y de victoria. Apoyado en el argumento de que el nuevo presidente del partido es un líder ejemplar, escenificó un golpe de efecto que le dio total resultado. Comunicó que el pasado día 10 de marzo (el día 29, según Aznar), el nuevo líder del PP le había entregado una carta en sobre cerrado con la petición de que no la leyera hasta transcurridos unos días.

Fraga reveló, a voz en grito, que contenía la comunicación de una dimisión incondicional, con la fecha en blanco para que él mismo pudiera ponerla. "Aquí está la carta", exclamó ante los compromisarios y la emoción de Aznar, que inmediatamente se echó las manos a la cara, para acto seguido romper el texto escrito con energía, en medio de una ovación ensordecedora.

Después, proclamó que hay quienes ejercen la política como vocación, como servicio, como una labor responsable, y no pudo escapar él mismo a la emoción.

Con la voz quebrada por el llanto contenido, se despidió asegurando que pasa la antorcha lleno de esperanza y confianza, "como se hace en las familias y en las empresas". "Después de lo que habéis presenciado aquí, hoy en Andalucía es más prirnavera", concluyó.