Francia afronta una grave crisis tras sus derrotas ante Inglaterra y Escocia

El rugby francés, tras los pésimos resultados obtenidos por la selección en sus dos últimos partidos del Torneo de las Cinco Naciones, afronta una grave crisis que pone de relieve los errores de su seleccionador, Jacques Fouroux. Nunca en 40 años Francia había perdido en el torneo por una diferencia de puntos como ante Escocia el sábado pasado (21-0). Ni tampoco había encajado tantos puntos en el Parque de los Príncipes delante de su propio público, como los que marcó Inglaterra dos semanas antes (26-7).

Pero la situación es peor aún. De los últimos ocho partidos jugados, Francia ha perdido seis, y sus victorias, como ante el País de Gales, con 15 jugadores contra 14, no fueron con vincentes. El núcleo que formaba la selección que consiguió llegar hasta la final del Mundial en 1987 en Nueva Zelanda, en donde perdió frente a los All Blacks tras haber elimi nado a Australia en semifinale parece haber llegado a su fin pese a que algunos de esos jugadores cuentan aún entre los mejores del mundo.El medio melée y capitán Pierre Berbizier fue el primero en pagar los platos rotos al ser puesto en el banquillo después de la derrota del Parque de los Príncipes frente a Inglaterra Incluso el mítico número 15 francés, Serge Blanco, podría, según algunos comentarios, poner fin a su carrera internacional tras el actual torneo.

Fouroux, culpable

Pero la culpa de la actual crisis no la tiene la edad de los jugadores y su desgaste, sino el tipo de juego que ha querido imponer el entrenador Jacques Fourouxen estos últimos años. Impresionado por el rugby neozelandés, el entrenador decidiótras la derrota de su equipo en la final del Mundial de 1987, copiar o adaptar el estilo todo en potencia de los All Blacks, olvidando las cualidades propias del rugby francés y su freno flair más anárquico, pero» más artístico.llasta 1987 las viejas recetas habían dado sin embargo buenos resultados, ya que bajo el mandato del Fouroux, Francia había ganado en Gran Slam de las Cinco Naciones en 1981 y 1987, pero desde la modificación de su estilo de juego, y pese a dos victorias en el torneo, la selección francesa no conseguía convencer.

Mientras, los otros países británicos que habían sido los grandes perdedores del Mundial en Nueva Zelanda supieron reconstruir sus selecciones sobre nuevas bases más sólidas, con un único objetivo: ganar el próximo mundial de 1991 cuya fase final tendrá lugar en Gran Bretaña. El rugby inglés y escocés. parecen actualmente los más capaces de competir con los neozelandeses en esa fecha. Sus estructuras se han modernizado e incluso profesionalizado aunque la palabra suene mal cuando se habla de rugby. En los clubes británicos los entrenamientos son hoy cotidianos y el campeonato nacional está reservado a una elite, todo lo contrario de lo que ocurre en Francia en donde compiten 80 clubes en Primera División.

Pese a la crisis que es hoy manifiesta, no parece sin embargo que el puesto de Jacques Fouroux esté en peligro. El entrenador francés es el protegido del actual presidente de la Federación Francesa de Rugby, Albert Ferrasse, y se perfila como su futuro sucesor. El mismo Ferrasse afirmó al diario L'Equipe que Fouroux seguiría en su cargo hasta el final del Mundial del 91.