'Documentos TV' emite un monográfico sobre el conflicto nacionalista en Estonia
Imágenes inéditas reflejan la situación actual en la república soviética
El documental Estonia, un sueño de libertad, que se emite hoy a las 23.10 por TVE-1, relata la historia y proporciona los antecedentes de la situación que vive en los últimos meses la República Soviética de Estonia. A través de filmaciones originales pasadas de contrabando fuera del país, material de archivo y entrevistas, el documental analiza el conflicto histórico de una comunidad que aspira a la independencia.
El proceso de apertura y transparencia iniciado en la Unión Soviética ha permitido que se revelen y trasciendan las fuertes tensiones internas entre las diferentes repúblicas, con su tradición cultural e historia particular, y el poder central de Moscú. El documental que hoy presenta TVE analiza el caso de Estonia, una de las repúblicas bálticas -15 integran el Estado multinacional de la URSS, en el que confluyen más de cien nacionalidades-, zona con una marcada identidad cultural y en la que, como en Lituania y Letonia, se han puesto en marcha movimientos por la libertad económica y la independencia política que han marcado un fuerte distanciamiento del poder soviético.Estonia: un sueño de libertad explica a partir de material de archivo (antiguo o rodado recientemente) y entrevistas las raíces e historia de un pueblo en el que la tutela y la ocupación de países vecinos ha sido norma en su historia. El 24 de febrero de 1918 consiguió su independencia, pero el pacto germano-soviético del 28 de septiembre de 1939 convirtió a Estonia, y también a Lituania y Letonia, primero en zona de influencia de la URSS, a cambio de concesiones territoriales a Alemania, y más tarde, en agosto de 1940, en república socialista soviética. Un reordenamiento de fronteras de Europa central por el que los Estados bálticos se vieron convertidos en parte del mapa de una potencia comunista contra su voluntad.
Durante casi 50 años, desde el histórico encuentro entre Molotov y Ribbentrop, en repiresentación de Stalin y Hitler, las reivindicaciones nacionalistas (la población estonia, pese a la inmigración rusa, sigue siendo mayoritaria) permanecieron silenciadas, y prácticamente innombrables ante Moscú, pese al carácter en teoría soberano y con derecho a separarse de las 15 repúblicas socialistas federadas.
La apertura impulsada por Gorbachov ha propiciado el renacimiento de movimientos que reclaman ahora una Estonia como república independiente. Desde 1988, los partidos comunistas o se han independizado del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), como en Lituania, o han entrado en conflicto con los movimientos locales, integrados por nacionalistas, independentistas, representantes de la Iglesia católica o combatientes a favor de los derechos humanos.
La URSS de la glasnost y la perestroika, dos palabras que aparecen constantemente en las conversaciones de las entrevistas de Estonia: un sueño de libertad, ha hecho posible que estos países pudieran finalmente expresar de forma abierta sus reivindicaciones de libertad e independencia. Ellos son, como se ha dicho, los hijos de Gorbachov, porque el líder soviético ha puesto las bases de un sistema en el que es posible defender y plantear estas reclamaciones al Gobierno central.
El efecto eco de todo lo que ha venido sucediendo allí es señalado con esta ambivalencia por uno de los entrevistados: "Esto se puede extender como un tumor cancerígeno en el organismo soviético. Si ellos nos garantizan nuestra libertad e independencia, se pondrá en marcha, inevitablemente, un proceso que ya nadie podrá detener".
Estonia, un sueño de libertad se emite por TVE-1 a las 23.10.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.