Cúestión de 'chupas'

El personal laboral de la universidad de Alcalá de Henares ha denunciado el agravio comparativo que ha cometido el gerente de este organismo, Miguel Ángel Pavón, al conceder cerca de 70 cazadoras de cuero a otros tantos trabajadores, contratados laborales y funcionarios, como prenda de abrigo. Por su parte, algunos "beneficiarios" de la cazadora han declarado que ésta les resulta muy incómoda para trabajar.

Miembros del comité de empresa manifestaron que hace dos años se negoció que se mejorara la prenda de abrigo que se entregaba a diversos colectivos, como el de mantenimiento, o para el personal que trabaja habitualmente en la calle, pero por su cuenta los conductores que prestan servicio en la universidad solicitaron que se les comprara a ellos chupas.Pavón, según sus declaraciones, compró en un principio cinco cazadoras de cuero para los conductores, valorada cada una de ellas en 60.000 pesetas, hecho que calificó como "compra errónea por el precio". Posteriormente, algunos conserjes solicitaron la misma prenda y se las concedió. El personal de mantenimiento, a continuación, y mediante un escrito dirigido al gerente, se unió a las peticiones, y así se ha llegado a comprar 70 cazadoras, aunque estas últimas más baratas: alrededor de 30.000 pesetas cada una.

Al abrigo de la calle

El valor en conjunto de las cazadoras, adquiridas en unos grandes almacenes, según los trabajadores, sobrepasa los dos millones de pesetas, aunque el gerente ha declarado que no llega al millón y medio.El resto de trabajadores, "a los que no nos ha tocado, nos avergüenza pedir la cazadora, pero no podemos permitir esta injusticia". Según sus palabras, no les importa que se concedan mejores prendas de abrigo a la gente que trabaja en la calle, pero no aceptan que se les entregue a funcionarios que además no salen de la facultad si no es por cuestiones muy puntuales.

Algunos "beneficiarios" de la entrega de las cazadoras han reconocido que esta prenda no la pueden utilizar cuando desempeñan su trabajo cotidiano "porque es muy incómoda", a la vez que solicitan que se entregue también a todos sus compañeros. El resto del personal laboral, oficiales de laboratorio, bibliotecas, almacén, informática, reprografía, etcétera, ha enviado una carta al gerente pidiendo explicaciones, pero aún no han recibido respuesta.

Por su parte, Miguel Ángel Pavón ha deslegitimado al personal que solicita ahora la cazadora, "puesto que sólo se ha entregado a los colectivos que trabajan en la calle", a la vez que negó rotundamente que se haya excluido a alguien encuadrado en estos colectivos o haya actuado de forma personalista.

Las cazadoras, según el gerente, son fruto de las peticiones de los trabajadores, y es habitual mejorar las prendas que marca la normativa. "Nosotros lo hemos hecho en muchas otras ocasiones y nunca ha pasado nada", por lo que considera esta denuncia como "al menos rara".

Pavón fue acusado hace unos meses por miembros del comité de empresa de falta de transparencia y amiguismo, acusación que según el gerente nadie ha probado a pesar de sus continuos llamamientos para que lo hicieran.

En la actualidad se desarrollan elecciones al rectorado, y diversas fuentes han achacado esta acción, denominada como "extraña en estos momentos", al posible proceso electoral, pero Pavón aseguró que la campaña se está desarrollando con bastante limpieza.