Asea Brown Boveri proyecta comprar varias empresas estatales en Portugal
La firma Asea Brown Boveri (ABB), que hace sus últimos intentos para adquirir el grupo de bienes de equipo español Cenemesa, ha centrado su punto de mira en Portugal. La entidad sueco-suiza, que ya está presente en ese país a través de las empresas SEPSA y Mague, se encuentra en negociaciones con el Gobierno portugués para comprar las empresas estatales de bienes de equipo eléctrico y mecánico.
El interés de ABB por estas empresas portuguesas proviene desde que el Instituto de Participaciones Estatales (IPE), que controla esas empresas a través de un holding denominado Metalgest y de la Centrel, anunció que haría un concurso público para privatizarlas. En este intento, ABB repetirá la historia protagonizada en España con Alsthom para comprar Ateinsa y La Maquinista Terrestre Marítima. La firma francesa también ha demostrado interés por el grupo portugués.Las empresas susceptibles de puesta en venta son Sorefame, dedicada a la producción de equipamientos ferroviarios, en la que Alsthom tiene el 3,7%; SGM, que fabrica calderería y montajes industriales; SMM, de la misma actividad; Cometna, productora de hierro fundido, y Metalsines, que se dedica a material ferroviario. En la parte eléctrica aparecen Actividades Eléctricas Asociadas (Acta) y Automática Eléctrica Portuguesa (AEP), ambas ligadas al IPE. En este instituto también se agrupa Radio Marconi Portuguesa, según informa Nicole Guardiola desde Lisboa.
La firma ABB, según fuentes del grupo en España, tiene intención de potenciar su presencia en la Península, y el interés por las empresas portuguesas no significa -según esas fuentes- que se deseche la oferta para comprar el grupo Cenernesa. El conocimiento del interés por Portugal, sin embargo, ha levantado susceptibilidades en medios españoles.
El temor radica en que se puede desviar a Lisboa el monto que ABB tiene destinado para comprar el grupo español, donde además está encontrando muchos obstáculos. El desembolso que puede alcanzar la adquisición de esas empresas estatales portuguesas podría destinarse a los fondos de pensiones que han exigido los sindicatos, 8.000 millones para los jubilados actuales y 4.000 para los que se incorporen por jubilaciones anticipadas.
En Portugal, ABB tiene el 49,05% de la Sociedad de Construcciones Electromecánicas (SEPSA) y el 20,3% de Construcciones Metalomecánicas Mague, que asume el papel de holding del grupo. Además de esta participación directa en SEPSA, ABB participa indirectamente por medio de Mague, que controla el 50,95% de aquélla.
A través de ellas participa en muchas empresas pequeñas en los distintos subsectores (metalomecánicas pesada y ligera, construcción civil y obras públicas, ingeniería y portuarias, seguros, hostelería, gestión y servicios financieros).
Objetivos españoles
Este razonamiento parece ser válido, aunque en estos rnomentos nadie duda de la posible repercusión en sus objetivos españoles. Tal vez por ello el presidente del grupo, Percy Barnevik, envió una carta al ministro de Industria español, Claudio Aranzadi, en el que le pidió una reunión urgente para solucionar el futuro del grupo Cenemesa. Barnevik puso sobre la mesa de Aranzadi un ultimátum a raíz de la situación de deterioro que viven las empresas que forman el grupo (Cenemesa, Cademesa y Conleec) y que ha llevado a que este mes se haya anunciado que puede pagar la nómina. Además, el grupo sufre el desvío de pedidos y ausencia de otros y ve encarecerse sus deudas con el Estado, que suben a 36.000 millones.Por si acaso, ABB ya ha anunciado que potenciará sus filiales ABB Motores, ABB Metron y Diestre. Las inversiones que realizará en estas empresas se desbloquearon tras la tardanza de una solución a su oferta sobre Cenemesa. El problema se encontró al exigir los sindicatos el cumplimiento de las obligaciones con los traba . adores jubilados con la creación de un fondo de pensiones. Los gastos previstos en el plan presentado por ABB son de 10.400 millones de pesetas, de los que 5.000 se referían a indemnizaciones.
De cualquier forma, la solución parece centrarse en el apoyo de las comunidades autónomas donde hay fábricas del grupo (Cantabria, País Vasco, Andalucía, Castilla y León y Cataluña). La empresa ABB, después de anunciar que no podía hacer frente a esos esfuerzos, pidió a Industria y a los Gobiernos autónomos que aportaran mayores ayudas. Todos manifestaron la imposibilidad, aunque los Gobiernos de Andalucía y País Vasco quisieron aprovechar las aguas revueltas para ofrecer la posibilidad de que centrase las inversiones en sus plantas respectivas. Una carta del consejero delegado de ABB España, José Montes, paralela a la de Barnevik a Aranzadi, rechazaba esa posibilidad.
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