'Momentos dorados', amor y olimpiadas

Un love story olímpico producido contemporáneamente a los Juegos de Moscú de 1980 debuta hoy en Telemadrid. El boicot de Estados Unidos -tras la intervención de soviética en Afganistán- hizo de Momentos dorados, que narra el romance entre un joven atleta norteamericano (David Keith) y una bella gimnasta soviética (Stephanie Zimbalist) durante los Juegos Olímpicos de Moscú, la crónica de un amor imposible.Momentos dorados intenta mantenerse al margen de cualquier trasfondo político que pueda enturbiar esa idea de la competición como un idealista encuentro entre nobles competidores. En su mundo no hay ninguna alusión a estos nuevos campos de batalla en los que se dirime incluso la legitimidad nacional. Aquí los ganadores sólo obtienen un simbólico laurel y los dos protagonistas no hacen ninguna otra cosa que amarse desinteresadamente. Y sin embargo, como se ha podido comprobar en los encuentros olímpicos de nuestra edad moderna, hay un segundo plano de la competición en la que se enfrentan intereses políticos y económicos de gran envergadura que dan al traste con ese mito de idílica competición. Nadie quiere desaprovechar ese escaparate al que se estima se asoman unos mil millones de telespectadores y por cuyos exclusivos derechos de emisión luchan las diferentes emisoras. Momentos dorados tenía que ser precisamente uno de los programas que precedieran a la emisión por la cadena norteamericana NBC, que se hizo con la exclusiva de la cobertura televisiva de los Juegos de Moscú. Con el boicot de su país, la NBC tuvo que conformarse con recuperar una parte de lo invertido -100 millones de dólares- a través de la compañía seguros Lloyd's. La exhibición en 1,-nayo de 1980 de Momentos dorados no debió resarcir tampoco a la cadena de sus gastos. La miniserie pesar de contar con estrellas, y la dirección de un verano como Richard C. Sarafian, resultó bastante insustancial. Ni crítica ni público parecieron conformarse con esta versión love story de los Juegos Olímpicos.