_
_
_
_
_

El pésimo estado del campo desluce el triunfo de España

España inició su preparación para el Mundial-90 con un apurado y trabajoso triunfo ante Suiza. Las pésimas condiciones del terreno de juego influyeron decisivamente en el desarrollo del juego de los dos equipos, de tal forma que cualquier experimento por parte del conjunto español se convirtió en un simulacro de prueba, casi en una tortura para unos jugadores que sólo deseaban acabar con aquel trámite.

El primer partido del equipo nacional en Tenerife contó con un protagonista destacado y decisivo: el campo. El estado del terreno de juego, en pésimas condiciones por las lluvias caídas la pasada semana en esta isla canaria, convirtieron el césped en un auténtico barrizal. La opinión general en las filas del equipo de Luis Suárez era de absoluto desánimo. La posibilidad de motivación en un situación tan adversa es mínima. Todos los intentos por mejorar las condiciones del estadio se derrumbaron a la vista de una cancha impracticable. El Cabildo insular se gastó 50 millones de pesetas en mejorar la luz artificial del campo para posibilitar la retransmisión del partido, pero no pudo luchar contra los elementos y las adversidades atmosféricas.

La historia de la selección española está unida a unos terrenos de juego muy deficientes. Lejos de jugar en canchas perfectas, la selección española ha sufrido repetidamente la inclemencia de campos como Castellón, Tenerife y Sevilla. Habíaque ver los gestos de sorpresa de los jugadores suizos al observar y pisar el césped antes de saltar al terreno de juego. Su técnico, el ex jugador del Real Madrid, Uli Stielike, no pudo disimular su disgusto. "Pero si hace un mes vi este campo y estaba en perfectas condiciones. Lo más lógico es que se hubiese suspendido el encuentro", comentó. Afortunadamente, el partido era aniÍstoso. De lo contrario, la FIFA o la UEFA podrían haber tomado cartas en el asunto y habrían aprovechado cualquier mínimo despiste para conseguir su habitual sanción económica con la que llenar sus arcas.

El equipo español creó numerosas ocasiones de peligro en la primera parte, aunque de forma aislada y sin continuidad. Se movió entonces con cierta agilidad sobre el barrizal del campo canario, dirigido por Milla, que durante unos breves minutos imprimió su carácter de cerebro y lanzador de balones a sus compañeros. El jugador, azulgrana, que luego naufragó, repartió a derecha e izquierda, con lo que facilitó el pasillo para Michel, por la primera demarcación, y de Villarroya, por la segunda. De los avances y centros de estos hombres surgieron las ocasiones más claras de marcar, al abrir los balones por las alas.

El peor enemigo para los dos conjuntos no fue el equipo rival, sino el barro. España abrió el marcador gracias a un penalti un tanto riguroso, ventaja con la que finalizó la primera parte, que fue disputada por el equipo considerado titular y que mayores posibilidades tiene de representar a España en Italia-90. El equipo español pudo retirarse con una ventaja mayor, porque ocasiones de peligro creó para ello, pese al mal estado del terreno de juego.

Suiza fue un equipo correoso y rápido, armas que la selección española contrarrestó con una mayor técnica. El conjunto helvético sorprendió a España apenas iniciada la segunda parte con el gol del empate, conseguido en un fallo de marcaje de la defensa española, pero los hombres de Luis Suárez, pese a que en ese momento comenzó la racha de sustituciones, supieron reaccionar y el jugador de casa, del Tenerife, Felipe, rubricó su debú con el gol del triunfo. También debutaron Moya, del Valladolid, y Luis Manuel, del Oviedo, a los que el campo no ayudé.

La prueba del partido resultó baldía. Suárez sacó muy pocas enseñanzas. El seleccionador ha perdido una oportunidad que mejor hubiera aprovechado para hacer turismo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_