El Estudiantes también deja en evidencia al Barcelona
¿Hasta qué punto afectarán los malos resultados al Barcelona? ¿Cuándo podrá frenar su trayectoria negativa? ¿Cuándo contará con todos sus efectivos en mínimas condiciones? Las derrotas que está sumando el campeón de los tres últimos Campeonatos de Liga se agolpan de tal manera que se puede llegar a romper el dogma, del baloncesto español en el último decenio: pase lo que pase a lo largo del torneo, el Real Madrid o el Barcelona acaban siendo, indefectiblemente, los campeones.Pero no son ésas las únicas preguntas que se hacen los aficionados, incrédulos aún ante la mejora de equipos como el Estudiantes, que está rompiendo los esquemas establecidos. El conjunto madrileño se consolida como el tercero de la Liga mientras que el campeón ha acumulado ya más derrotas, siete, que durante toda la temporada pasada, fase final aparte.
El juego efectista de Estudiantes, su insolencia, se ve respaldado, a diferencia de otras campañas, por su trabajo en aspectos más oscuros, pero esenciales, especialmente en el rebote, sobre el que ayer edificó su victoria, puesto que capturó 13 más que el Barcelona, que falló estrepitosamente en la defensa, lo que propició que el Estudiantes obtuviese 18 posesiones del balón tan sólo por ese aspecto.
El juego fue extraordinariamente confuso -hubo más de 25 pérdidas de la posesión del balón- y los árbitros contribuyeron a ello con una serie de decisiones erróneas. El partido fue igualado y sólo en breves intervalos llegó a haber una diferencia sustancial: 25-18 (m. 10) para el Barcelona y 69-77 (m. 32) para el Estudiantes, que, bien conducido por Antúnez, dominó claramente en los últimos instantes.
Sería temerario descartar la reacción del Barcelona en esta Liga, pero se le está empezando a agotar el tiempo para ello. García Reneses debe darse prisa.
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