Inflación y rendimiento bursátil
Tanto la intuición económica como una serie de modelos teóricos comúnmente aceptados indican que las cotizaciones en bolsa de las acciones reflejan la información disponible susceptible de afectar a la rentabilidad futura de la empresa. Por ello, parece lógico pensar que la bolsa reacciona a los cambios de los principales indicadores económicos. Durante los últimos años, la atención del mercado bursátil español se ha centrado frecuentemente en el indicador del índice de precios al consumo (IPC) del mes. Dada, pues, la importancia que este dato parece tener, se plantea la cuestión de la influencia que tienen las noticias sobre el IPC en los rendimientos bursátiles. Un estudio reciente de los autores evalúa este impacto basándose en la observación de la bolsa durante el período 1976-1988.Para plantear correctamente el problema debemos distinguir dos medidas distintas de la inflación: la inflación anticipada y la inflación no anticipada. La primera es simplemente la que han previsto los agentes económicos en función de los movimientos de precios anteriormente ocurridos y en base a otra serie de datos útiles para la formación de expectativas sobre el futuro nivel de los precios. La inflación no anticipada, en cambio, corresponde a la diferencia entre el dato real anunciado del IPC y el dato previsto. Se trata, pues, de una sorpresa inflacionista que contiene una información novedosa y, como tal innovación, interesa evaluar su impacto en los rendimientos bursátiles. Por ejemplo, cuando en enero de este año se esperaba una inflación aproximadamente del 0,9% (inflación anticipada) y el nivel de ésta fue del 1%, la inflación no anticipada fue del 0,1%. En el estudio del impacto de la inflación sobre el mercado bursátil-es importante hacer esta distinción entre inflación anticipada y no anticipada, ya que la primera debería estar descontada por los agentes y no tener impacto alguno en los rendimientos, mientras que la segunda nos sirve como variable relevante a la hora de conocer la influencia de la inflación sobre el mercado bursátil.
Evolución histórica
Si queremos analizar la reacción de la bolsa a la inflación tal y como se deduce de los movimientos bursátiles de los 12 últimos años, amalgamaríamos lo que era la economía española en 1976 y lo que es en 1988. Como, además, la disminución en el nivel de inflación (de 17,3% al principio del período analizado y de 4,6% al final del mismo) es muy pronunciada, es prudente considerar dos períodos, el primero extendiéndose entre 1976 y 1980, y el segundo entre 1980 y 1988. Observamos entonces que en el primer período sólo la inflación anticipada tiene un efecto sobre la bolsa, pero que a partir de 1980 se observa el fenómeno inverso: la inflación anticipada no tiene efecto sobre el rendimiento del mercado bursátil tal como sugiere la teoría y, en cambio, la inflación no anticipada tiene un claro impacto. En este período actual, pues, el mercado sólo toma en consideración la sorpresa inflacionista de la inflación no anticipada. Concretamente, en promedio, un incremento de la inflación mensual de un punto supone una disminución de 3,5% del rendimiento real del mercado, siendo éste definido como la diferencia entre el rendimiento nominal y la inflación obtenida para el período correspondiente, con lo que se descuenta la parte del rendimiento puramente inflacionista. Hay que subrayar que este efecto no es uniforme sino que es tanto más elevado cuanto mayor es el riesgo de las acciones.
La comparación con estudios similares realizados en otros países muestra que el impacto de la inflación no anticipada sobre el mercado bursátil es menor en el mercado español. Así, por ejemplo, en promedio, un incremento del 1% de la inflación no anticipada tiene como efecto una disminución del rendimiento real del mercado del 10,5% en Estados Unidos; del 6,9% en Canadá; del 6,1% en la RFA, y del 4,5% en el Reino Unido.
Por último, es interesante observar los movimientos del mercado en los días anteriores y posteriores al anuncio del IPC, ya que nos indican como reaccionan los operadores en el mercado bursátil ante la llegada de nueva información macroeconómica. En un mercado en el que la información se refleja instantáneamente en los rendimientos bursátiles, la inflación debería tener un efecto sobre la bolsa únicamente en el día del anuncio del IPC. El análisis muestra que la realidad es más compleja. Por una parte, los operadores son más lentos en adaptar su comportamiento al dato de inflación: efectivamente, en caso de producirse un movimiento de inflación no anticipada, el movimiento de baja no tiene lugar inmediatamente sino al día siguiente y, paradójicamente, hay un efecto de rebote exactamente una semana después del anuncio del IPC. Por otra parte, los operadores anticipan ya las malas noticias, puesto que el efecto de la inflación no anticipada se refleja varios días antes.
Descontar rumores
Asimismo, en el día anterior al anuncio del IPC dicho efecto desaparece, sugiriendo que los agentes se vuelven precavidos esperando la confirmación de los rumores que hayan podido llegar al mercado en los días anteriores. La simultaneidad de estos dos fenómenos parece indicar que en el mercado español coexisten inversores bien informados y otros cuyo acceso a una buena información es limitado, lo que podría corresponder a inversores institucionales frente a pequeños inversores. Sin duda se trata únicamente de una posibilidad, ya que ese tipo de análisis no es capaz de identificar los tipos de inversores existentes.
En definitiva, el resultado del análisis del efecto de la inflación pone de relieve un efecto que los operadores pueden utilizar, pero sólo si el dato de inflación se prevé y se interpreta correctamente, calculando la componente anticipada y la no anticipada.
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