"En el nombre de Dios, parad esto".
Una cristiana libanesa muestra estremecida las ruinas del dormitorio de su casa, devastada por las bombas que ayer, por sexto día consecutivo, intercambiaron fuerzas sirias y cristianas en Beirut. La tragedia libanesa, que se ha cobrado más de 100 vidas en menos de una semana, hizo que el papa Juan Pablo II lanzara ayer un vehemente llamamíento "en el nombre de Dios" a Siria para que haga que cesen los bombardeos y no sea como Caín, 'responsable de la muerte de su hermano". El Pontífice aseguro que desea viajar a Líbano, pero que sus asesores se lo desaconsejan.
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