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Un Madrid conservador goleó en su primer partido de la pretemporada

Santiago Segurola

ENVIADO ESPECIALEl Madrid jugó en el Sardinero con un portero, un defensa escoba, cuatro zagueros naturales, un medio tapón y Butragueño de media punta. Así comenzó la era Toshack. Un equipo dotado como ningún otro para el ataque se toma ahora toda suerte de precauciones. El Madrid ahora se cobija, presiona más, recupera antes la pelota y crea desde más atrás, desde la parcelta de Schuster. El resultado no dice demasiado de la nueva oferta, primero porque el experimento se hizo con gaseosa -el Rácing está atacado por incontables limitaciones- y después porque los dos primeros goles llegaron a la vieja manera: Michel atornillando desde la banda derecha, para los dos puntilleros.

La estrategia dispuesta por el entrenador galés no ofrece novedades con respecto a su pasado más inmediato. Este sistema fue su imagen de marca durante su carrera en la Real Sociedad. La contratación de Toshack obedeció a la eficacia de aquel sistema y a la pugna que ha iniciado el Madrid contra sus fantasmas. La quinta del Buitre, reconocida como excelsa en el mundo del fútbol, no ha conocido aún el triunfo en la Copa de Europa. El fracaso se ha achacado a la debilidad defensiva de un equipo inclinado por vocación al ataque. La salida natural a esta lección de la historia pasaba por un técnico como Toshack acreditado como un excelente delineante defensivo.

La primera alineación del galés no ofrecía grandes primicias, pero revelaba aspectos de acusado valor simbólico. La presencia Schuster como escobero, le acredita en el papel que cumplía Larrañaga en la Real Sociedad, y la misma trasposición puede hacerse con Chendo y Esteban, laterales adelantados cuando el equipo se organiza hacia adelante, y con Hierro y Solana -o Ruggeiri en el futuro-, centrales muy específicos, poco integrados en asuntos ofensivos. La mayor novedad incumbre a Butragueño, que tendrá que abonar un mayor gasto físico como media punta de enlace. Por los demás Sanchís es el tapón, mientras Michel y Martín Vázquez acostumbran a progresar por los callejones del ocho y del diez. De entre todos, el más resentido pareció Hugo Sánchez, aislado y desprovisto en ocasiones de puntos de referencia cercanos.

Pese al carácter experimental, la presentación del Real Madrid tuvo el tono distendido que acompaña a los actos festivos. El aspecto playero de la grada ilustraba las condiciones del encuentro.

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