_
_
_
_
_
CICLISMO / TOUR DE FRANCIA

"Puedo ser el árbitro o valerme de las disputas de otros", dice el segoviano

Luis Gómez

L. G., El ciclista español Pedro Delgado parece recuperarse anímicamente. "No he corrido al ciento por ciento de moral estos días", recuerda. El segoviano ha recibido últimamente dos buenas noticias que han contribuido a fortalecerle: una, conocer que su desfallecimiento fue debido a una pérdida de glucosa en la musculatura por exceso de nervios; otra, ver los resultados de la contrarreloj de ayer. Ahora quiere esperar unos días para establecer la estrategia a seguir: "Puedo convertirme en el árbitro de la carrera o puedo aprovecharme de las disputas entre otros favoritos". Delgado, curiosamente, sigue sin apostar por el francés Fignon entre sus favoritos: "No sé; quizá me equivoque, pero le he visto mal en algunos momentos". Sus apuestan se centran en el holandés Rooks, el norteamericano Hampsten y el francés Mottet: "Ésos son mis candidatos".

El corredor español no ha dejado de buscarse explicaciones al desfallecimiento que sufrió el pasado domingo. Hace dos días visitó al médico del equipo norteamericano 7-Eleven con la intención de conocer si podía sufrir algún problema fisico. "Le explicamos el único dato que teníamos. La mañana de la contrarreloj pesaba 64,5 kilos, uno menos de lo habitual. Lo normal es que pese 65,5 o 66 al empezar cada etapa. No le dimos mayor importancia al principio porque entre el primer sector y el segundo iba a comer", dice.

Los nervios y la glucosa

Delgado, en efecto, tiene a gala el ser un hombre con pocas alteraciones en su peso a lo largo de una prueba tan desgastadora como el Tour: "Cada etapa la comienzo en 65,5". La conclusión del médico hizo referencia al desgaste nervioso que sufrió como consecuencia del despiste en el prólogo. "Al contarle lo que me pasó con el peso, me dijo que tenía que ser debido a la pérdida de glucosa en los músculos, excesiva debido a la tensión nerviosa. Tras hablar con él, me he quedado más tranquilo".

Delgado durmió mal la primera noche y estuvo excesivamente activo en el primer sector, cuando lo razonable es que se hubiera abstenido de grandes esfuerzos, lo que le impidió recuperar glucosa. "Venía muy bien preparado", afirma el corredor, "y los dos golpes que recibí me han hecho estar más nervioso. Sé que no puedo cometer un fallo más. Anímicamente no he estado corriendo al ciento por ciento, pero ahora sé que se pueden hacer cosas importantes". Para él, obviamente, no todo está perdido. Lo que ocurre es que ya no depende sólo de sí mismo, sino también de los demás.

Mientras tanto, sigue tratándose con acupuntura, método que emplea personalmente, sin la colaboración de nadie. "Sí, las placas en la nariz me las pongo yo. Lo he estudiado en un libro, que, por cierto, he perdido. No sé si me valdrán en estos momentos, pero me las sigo poniendo. La nariz la tengo despejada y eso ya me vale".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_