"Compañera te doy...."

Para el autor del artículo se equivocan quienes acusan a la radio de ser un medio lumpen frente a la Prensa y la televisión. La radio española es escuchada por más de 17 millones de personas, lo que constituye un récord histórico, y su audiencia está formada mayoritariamente por las clases medias y altas de la sociedad.

La radio, aquí y ahora, sigue siendo para muchos el patito feo de los mass-media. Es el medio de distracción de marujonas anticonstitucionales que tienen en Encarna Sánchez su flautista de Hamelin; es el bálsamo reparador de ruralitas y agropecuarios de sombríos páramos; es el entretenedor de jubilatas descerebrados que palian su soledad chutándose ondas hercianas. En suma -según ellos-, es el medio lumpen que nutre el ocio e informa a esas capas sociales insertas en la llamada empanadilla-conexión.La radio sería, para estos filósofos de mesa camilla, para estos comunicólogos de corto alcance, el fetiche de la población marginal, el tam-tam del lumpen, el divertimiento de unos segmentos de población que no están en las relaciones de producción, que no participan en las actividades productivas, que "no están en la pomada".

Por el contrario, los estamentos cachas, la sociedad civil guay, se inyectaría en vena cuarto Poder, Prensa. Así, viviríamos dos Españas, informativamente hablando: jacobinos, carbonarios, estamentos cultos y clase política se ubicaría en el spleen del mundo de la Prensa; la lumpería y el populacho, ¡a los leones!; es decir, para Mac Luhan y Marconi.

La 'cruda realidad'

Según los datos del último Estudio General de Medios (EGM), la radio española ha alcanzado un récord histórico de oyentes, situándose por encima de los 17 millones de personas, lo que supone cerca de 1,5 millones más que el trimestre pasado. Estas cifras ponen de manifiesto que la radio llega a todas las clases sociales que podamos imaginar de nuestro entorno, (el 57% de los españoles mayores de los 14 años escucha la radio diariamente, frente al 54% del anterior sondeo).

La radio en España no ha alcanzado su techo, a tenor de los indicadores de otros países europeos: el 73,5% de la población en la RFA, el 43%. en el Reino Unido, el 70,3% en Francia, el 57% en España (porcentaje de oyentes sobre población). La radio es escuchada más por los hombres que las mujeres; de los oyentes permanentes, 52,3 son varones, y 47,7, hembras; y por clases sociales, el grueso de la audiencia se recluta entre la clase alta, media-alta y media-media: 53%(1).Y un dato más significativo, que habla de la presencia de la radio en todas las capas de nuestra sociedad: el 67,1 % de la clase alta, el 66,3% de la media-alta y el 60% de la media-media escucha la radio, mientras que los porcentajes son sensiblemente inferiores para la media-baja (50,4%) y baja (48,3%). Estos dos últimos estratos de población, por el contrario, son los que más ven televisión (86,1% y 86,5%, respectivamente) (2).

Los últimos datos del EGM hablan de la excelente salud de la radio. Ha subido por encima del crecimiento vegetativo de la población española: 9,1 % para la radio, 4% para la población. Y, lo que es más demoledor para los que hablan de la crisis del medio, de la radio convencional, ésta ha aumentado en 869.000 oyentes (un 7,6% más), mientras que la radio fórmula lo hace en 616.000, con un incremento del 10,9%.

En general, la radio ha ganado oyentes en todas las franjas horarias, excepto la que va de nueve a diez de la noche. Los grandes magazines de la mañana mantienen su hegemonía y no han visto hipotecadas sus audiencias por la oferta matutina de la televisión. La hora punta de la radio convencional la marca la franja de diez a once de la mañana, y el programa Hoy por hoy, de Iñaki Gabilondo, con 899.000 oyentes. El gran rival, Protagonistas, a esa misma hora, casi lo iguala: 880.000.

Para el personal amante de los datos objetivos, las emisoras más escuchadas son la SER, líder en radio fórmula (3,671 millones) y convencional (3,058 millones de oyentes), con unos incrementos del 13,5% y 17,6%,, respectivamente. La radio pública (RNE), con un total de 2,415 millones de oyentes, ocupa el tercer lugar. El cuarto es para la COPE, convencional, con 2,011 millones, con un incremento del 11,3%, y en quinto lugar, Antena 3, con 1,976 millones de oyentes y un 14,2% de aumento.

Estos clarificadores datos ponen de manifiesto una vez más que la variada oferta radiofónica gusta a una plural clientela y subrayan un hecho constatado con anterioridad: la radio confirma su credibilidad social. Su oferta no presenta agujeros negros y la audiencia española ha hecho suyo el imperativo bíblico de "compañera te doy...", y, generacionalmente, los españoles siguen socializándose con la radio. ¡Ahí tienen el buen momento del medio!.

Incluso programas diametralmente opuestos, antitéticos: un millón se engancha de once a doce a Los 40 principales; 653.000, a Encarna Sánchez, y algunos más, a José María García, que barre a todas las tertulias de la madrugada, o más de medio millón, a Hora 25 y A vivir que son dos días.

El poder del éxito

Algunos émulos de Tom Wolf recién llegados al medio han descubierto aquello de "admiróse un portugués" e infieren desde sus púlpitos que son los únicos escuchados y, lo que es más grave, que son los únicos quepredican la verdad. Habrá que recordarles que la libertad de expresión pertenece a todos, pero, igual que la libertad de circular, no indica el itinerario del viaje.

El poder que te confiere la radio proviene del éxito; es un poder de hecho, igual que la legitimidad conferida por el público, por la audiencia, debida a la buena reputación profesional... oala mala, en el caso de la radio sectaria, escandalosa y difamatoria, que tiene también sus partidarios.

Se puede tener éxito en-la radio y en los medios de comunicación por ser escrupuloso o por ser crapuloso. Y puede ocurrir la divertida paradoja de que cuando los crápulas hercianos tengan una clientela importante escuchándoles, los tiquismiquis, los escrupulosos del medio, tengan con la oreja pegada la España hegemónica. ¡Son cosas de la radio!