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Susana Alfonso de Aguiar

Cómo rescatar el fado de las sombras

Juan Antonio Carbajo

Pretende subir el fado a un escenario, sacarlo de su ambiente decrépito, rejuvenecerlo y pasearlo por el mundo. Nacida en Oporto, aunque de madre catalana y bailarina, Susana Alfonso de Aguiar, o Misia, quiere cambiar los esquemas de sus compatriotas. Tras viajar por Europa con espectáculos variopintos, ha podido más su corazón fadista, y se propone convencer a los portugueses de que "el fado también tiene piernas". Por eso, en su actuación de estos días en Madrid canta a la saudade en minifalda.

Susana Alfonso se impregnó de Portugal los primeros 20 años de su vida. Hasta allí había llegado su madre cuando decidió cambiar su carrera de bailarina clásica por lo ojos de un portugués. Hasta allí también llegó su abuela, la persona que más directamente ha influido en su vida. "Un verano, cuando yo estudiaba psicología en Oporto, mi abuela se fue de vacaciones a su Barcelona natal y no regresó. Mis padres se habían separado y yo me fui detrás de ella".Aquélla fue una ruptura traumática. "En Barcelona lloraba porque echaba a Portugal de menos. Pero en Oporto me pasaba lo mismo. Y así estuve unos meses, de un sitio para otro, sin decidir dónde me quedaba". Pero no tuvo que elegir. Empezó a viajar por Europa tras un breve paso por el Paralelo barcelonés, donde empezó a bailar y a cantar. Luego montó sus propios espectáculos en casinos, hoteles y salas de fiestas. "Cantaba desde tangos y habaneras hasta cuplés y comedia musical, aunque las canciones de Marlene Dietrich, Judy Garland, Edith Piaf eran mis preferidas. Hasta grabé un disco de nova cançó en catalán".

Durante 10 años ha ido rompiendo fronteras. Habla cinco idiomas y se entiende en muchos géneros musicales, pero a sus 32 años le ha llegado el momento de ser fiel a su alma portuguesa. Coger al fado y rescatarlo de la sombras, de la decrepitud y del agarrotamiento. "Nunca prescindí de él en mis actuaciones; hasta tuve que incluir una cláusula especial en un contrato que me hicieron en la isla portuguesa de Madeira para que pudiera cantar uno". Con todo respeto cree que Amalia Rodrigues necesita un sucesor. "Sobre todo porque fuera de Portugal no ha salido nadie en los últimos años".

"El fado se ha ido anquilosando y necesita una nueva forma de envolverlo, darle una nueva imagen, sacarlo de las tabernillas y subirlo a los escenarios. Tocar nuevos temas. Ya hay jóvenes autores de fados en Portugal que han perdido el miedo a desterrar la saudade y la melancolía de sus letras".

Pero la evolución que Misia, -una fadista que rompe, no sin críticas, los moldes tradicionales-, pretende para la canción popular portuguesa no exige abdicar de los melancólicos fados tradicionales. Aquellos cuyo origen el poeta José Regio explicaba así: "El fado nació un día cuando el viento mal se movía y el cielo el mar prolongaba, en la amura de un velero, en el pecho de un marinero que estando triste cantaba".

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