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El Madrid resolvió a duras penas ante el Joventut

Luis Gómez

El Joventut no supo ganar su primer partido de semifinales porque a la inconsistencia del juego madridista sumó su propia inconsistencia. Inconsistentes los dos equipos, el partido salió como salió: tonto, amorfo embarullado y, finalmente, torpe. El Madrid hizo en el último minuto, con el partido supuestamente ganado (93-86), todo lo que hay que hacer para perderlo. Le salvó una discutida decisión arbitral cuando, a falta de 10 segundos, Margall le quitó la pelota a Antonio Martín y los colegiados entendieron que había pisado la línea lateral. De poco le valdrá quejarse al Joventut por ello porque, en realidad, ninguno de los dos hizo méritos para la victoria.El Madrid no hizo méritos por varios motivos. En la primera parte, y salvo un par de minutos de entendimiento Martín-Petrovic, volvió a ser pasto de un sistema zonal, dado que el Madrid, actualmente, ataca de cualquier manera y sufre lo indecible cuando el rival le obliga a situarse según un orden, que para eso está la zona. A la par, la defensa madridista, a pesar del desgaste físico de Llorente, se quebraba por momen tos con la mera constatación de que Petrovic marcaba a Margall (15 tantos en un corto período de tiempo). Luego, Lolo Sainz decidió no hacer un cambio hasta que ello no fuera inevitable, lo que quiere decir que se quedó sin Fernando Martín y Biriukov (sentados con cuatro personales) cuando quedaban 14 minutos. A decidir la cuestión salió el joven Villalobos, querido de la afición y denominado el Jordan blanco, jugador interesante, pero que se ha pasado todo el año chupando banquillo; justo ayer, en choque decisivo, estuvo en la cancha más minutos que en toda una Liga. Era, sin duda, el hombre adecuado para jugar esos 14 minutos. La suerte para Sainz fue que estuvo bien. Sin duda, fue un alarde de psicología.

Ante todo ese desbarajuste, el Joventut se limitó a ponerse por delante en el marcador, pero sin sobrepasar los cinco tantos de ventaja. Amparados en la zona, los de Badalona se olvidaron igualmente del juego interior, de su pareja de norteamericanos de bolsillo (ciertamente, los del Joventut nunca producen demasiado temor) y de la buena capacidad para la penetración de Montero, Villacampa o el entristecido Jofresa. A medio gas, el Joventut debió de pensar que el desbarajuste madridista terminaría por darle la victoria. Pero fue todo lo contrario.

Porque, efectivamente, el partido tenía que decidirse de cualquier manera. Con la entrada de Villalobos y Antonio Martín, el Madrid recuperé un juego más rápido y, aparentemente, más desorganizado. Al principio, le dio sus frutos, hasta que Petrovic creyó oportuno aprovechar la situación para jugar en solitario tal y como estaban las cosas. Fue lo justo. Poco a poco, canasta a canasta, personal a personal (hasta 12 provocó), Petrovic sostuvo al Madrid. Pero Petrovic no es el de hace dos meses (sólo hizo dos triples) y perdió un balón absurdo a falta de 20 segundos, que provocó el 93-92 y la histeria colectiva en sus huestes.

Al final, sin embargo, ganó el que más suerte tuvo, como no podía ser de otra manera. Primero, porque el Joventut en los últimos cinco minutos basó toda su acción ofensiva en transformar tiros libres. Segundo, porque el Madrid se había limitado sin remedio posible a ver jugar a Petrovic como quien se encomienda a un santo. Visto como están los dos equipos, puede pasar cualquier cosa.

Triunfo del Barcelona

El Barcelona derrotó al CAI Zaragoza por 95-73.Barcelona: Solozábal (5), Epi (29), Jiménez (14), Norris (22), WaÍters (10), Trumbo (4), Crespo (0), Costa (2), Abad (5) y Soler (4).

CAI Zaragoza: J. A. Arcega (5), Wood (18), F. Arcega (12), Andréu (1 l), Turpin (6), Díaz (8), Ruiz (8), Hernández (0) y Aldama (5).

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