Un liberal confeso
Esbozar, de forma sintética, lo que Paul Anthony Samuelson, premio Nobel de Economía en 1970, significa en economía no resulta tarea sencilla por la complejidad del personaje, que ha estado presente en todos los grandes debates económicos de los últimos 50 años, y por la amplitud de su obra. Hay, pues, que limitarse a presentar -dentro de su triple circunstancia de economista, de hombre político y de profesor- los trazos que mejor pueden definirlo. Samuelson, el economista, ha buceado, con éxito, en casi todos los aspectos de la ciencia económica, como puede fácilmente comprobarse examinando el índice de los cinco tomos de los Collected scientific papers, editados por el Instituto Tecnológico de Massachusetts.Característica nada sorprendente, puesto que ya en su tesis doctoral, leída en 1941 y publicada en 1947, con el título de Fundamentos del análisis económico, se pone de manifiesto esa voluntad de omnicomprensión: el hilo conductor de la obra, por la que recibiría el Premio David Wells en Harvard, es la búsqueda de teoremas significativos en diferentes campos de las relaciones económicas, teoremas que parten normalmente de dos hipótesis: en el caso de agentes individuales, las situaciones de equilibrio se alcanzan al maximizar o minimizar determinadas magnitudes; en el caso de sistemas, lo que importa es revelar sus condiciones dinámicas.
Samuelson ha penetrado, pues, en campos muy distintos que lo han llevado a examinar los comportamientos del consumidor (teoría de la preferencia revelada), las funciones de bienestar social (funciones Beresonn-Samuelson), los efectos del comercio internacional (teoría de la igualación de los precios de los factores), análisis del capital, teoría del dinero... En todos esos terrenos, que se interaccionan además de forma caleidoscópica, Samuelson ha dejado huella y, las más de las veces, nombre. Sucede, sin embargo, que Samuelson, el economista, es, como él mismo confiesa, ante todo y sobre todo, un economista keynesiano, calificativo que lo define y encuadra con cierta precisión.
Su primer gran paso hacia el reconocimiento internacional lo dará Samuelson al publicar, en 1939, un artículo (Interacciones entre el análisis de multiplicadores y el principio de aceleración) en el que transforma la estática keynesiana en una descripción dinámica de los factores que causan las oscilaciones cíclicas de una economía capitalista. Su Economics, cuya primera edición data de 1948, es el primer texto basado en los principios de la economía keynesiana. Samuelson, que compara a Keynes con Newton y Darwin, en la medida en que los tres cambiaron los rumbos del pensamiento, considera también que los mercados no se equilibran automáticamente y que las intervenciones públicas son necesarias, especialmente en situaciones caracterizadas por la presencia de importantes economías o deseconomías externas.
Keynesiano heterodoxo
No es, por supuesto, un keynesiano a ultranza -como, probablemente, nunca lo fue Keynes- y entiende que las propuestas keynesianas no pueden ser inmutables; han de adecuarse a los síntomas de cada momento, lo que significa que no pueden ser las mismas en épocas expansivas, en las que se concretan las hipótesis de la síntesis neoclásica, que en períodos marcados por la coexistencia de la doble enfermedad estancamiento-inflación, períodos que requieren no sólo de niveles adecuados de demanda efectiva, sino, especialmente, de retoques del lado de la oferta, que flexibilicen el aparato productivo.Samuelson es un keynesiano porque su compromiso teórico lo vincula no tanto a las ideas como a las realidades a las que las ideas deben servir y porque, como señalaría en su discurso de recepción del Premio Nobel, siempre se ha esforzado por demostrar, como antes lo hiciera Davenport, que la teoría económica no puede ser sólo monopolio de reaccionarios.
Samuelson, a nivel político, es un liberal confeso, liberal en el sentido americano del término, no en el manchesteriano, lo cual lo sitúa, políticamente hablando, muy cerca de la socialdemocracia europea. Es, como casi todo el mundo sabe, el gran defensor de la economía mixta, aquella en la que, mediante la acción de los mercados y la intervención correctora del sector público, se alcanza un cierto equilibrio entre eficiencia y seguridad. "En política económica", recomendará otro rasgo de su posición política: la huida de los extremos.
Samuelson no cree en las recetas únicas, como no cree en los economistas unidireccionales y sostiene, con frecuencia, que la búsqueda de menús de política económica requiere de posiciones eclécticas. Pero, pese a su defensa de la economía mixta y de las intervenciones públicas, que nadie piense que este propugnador de la acción compensadora del Estado idolatra al sector público y desearía ampliar, continuamente, su presencia en los mecanismos económicos. Todo lo contrario.
Como él mismo manifiesta (Mi filosofía de la vida), el macartismo le hizo ver lo peligroso que puede resultar un Estado que, dominador de todas las riendas de la economía, se convierte, de hecho, en el único empresario; le demostró, en suma, que las libertades democráticas, la pluralidad social, no tienen cabida más que en sociedades que cuentan con un amplio sector privado que pueda garantizar la subsistencia de los críticos del poder establecido. ¿Qué decir de la dimensión profesoral de Samuelson? Señalar, ante todo, que su actividad docente se viene desarrollando, desde 1940, en el Instituto Tecnológico de Massachussets, en donde, de su mano, ha surgido un Departamento de Economía de especial renombre. Actividad docente, por otro lado, que nos remite, de manera muy directa, a su texto de introducción a la economía: su Economics.
El curso de economía
El manual, cuya primera edición aparece en 1948, constituye uno de los grandes éxitos de venta en todo el mundo y ha sido traducido a los más diversos idiomas. Hasta el momento ha conocido 13 ediciones, las dos últimas en colaboración con otro renombrado profesor norteamericano, William Nordhaus.El manual -titulado, en España, en su primera versión Curso de economía moderna, y en las últimas Economía- ha experimentado algunos cambios importantes a lo largo de los años: en sus inicios se apoya, ampliamente, en la macroenomía keynesiana mientras que en las recientes actualizaciones se amplían los capítulos dedicados a la microeconomía e, inclusive, a los fundamentos microeconómicos de la macroeconomía. Pero no es sólo un libro de introducción a la teoría económica; es un tratado elemental de economía, en su más amplio sentido, que abarca aspectos tales como la valoración de políticas económicas, la evolución del pensamiento económico o los sistemas comparados.
Con dos objetivos fundamentales: transmitir, con extremada claridad y numerosos ejemplos -"la abstracción necesita de ejemplos sencillos"-, los conocimientos fundamentales del análisis económico; y facilitar, al estudiante de economia, unos cimientos sólidos sobre los que construir su capacidad analítica, unos cimientos sólidos sobre los que construir su capacidad analítica. La importancia y difusión del manual han llevado a muchos economistas a considerar que no se trata de un subproducto de su labor científica, sino que constituye la mayor contribución de Samuelson a la ciencia económica porque ha dotado a multitud de profesionales de la economía de un lenguaje común y porque, como señala Leonard Silk, los economistas de distintas nacionalidades que, tras la II Guerra Mundial, asistían a conferencias internacionales presentaban una común característica: haberse iniciado a la economía a través de Samuelson.
La investidura de doctor honoris causa, que el profesor Samuelson recibirá mañana, 4 de mayo, en la universidad Nacional de Educación a Distancia, no será por ello sino un nuevo reconocimiento a la labor científica y docente de unos de los grandes economistas de nuestro tiempo.
Jaime Requeijo es catedrático de Economía Aplicada de la universidad Nacional de Educación a Distancia.
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