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Luis Aguirre

Una oportunidad para un músico que no persigue la fama

Hace ya 20 años que dirigió su primera orquesta, pero éste es un hombre, todavía muy joven, que ha vivido instalado en un anonimato consentido, subvertiendo escandalosamente la megalomanía y el afán de notoriedad, tan propios del mundillo del arte. Su nombre no figura prácticamente en las hemerotecas, y hay muy poca gente que sabe que Luis Aguirre ganó hace varios años la plaza de director asistente de la Orquesta Nacional. Así que debe ser el peso específico de los méritos, o del talento, lo que pondrá hoy en Madrid al frente de la Bournemouth Symphony Orchestra a un profesional confiado a su suerte, enemigo de perseguirla desaforadamente.

Esta tarde, cuando el Auditorio Nacional de Madrid cierre sus puertas, cese el estridente carraspeo ritual de los instrumentos, se haga el silencio y el aire se detenga compacto, en ese instante supremo en el que los ojos de los 100 músicos le escrudiñarán el rostro, pendientes de su mano, Luis Aguirre afrontará la oportunidad que la suerte le había soslayado hasta ahora. Él cree que ha llegado el momento de saber si puede encarrilar definitivamente su actividad profesional en la dirección musical.Dice que cuando dirige tiene a veces dificultades para controlar su propio temperamento musical, pero que no teme que los nervios le traicionen esta tarde, pese a que fuera del escenario es una persona bastante nerviosa. "Cuando dirijo, siento que todos mis sentidos me acompañan en la escena y llego a un grado de concentración que soy incapaz de conseguir en cualquier otro momento". Puntilloso en su trabajo -"mi mayor defecto es que me tomo todo muy en serio"-, Luis Aguirre, tímido, amable e introvertido, soporta difícilmente que el tedio y la rutina se instalen en su orquesta. No concibe que un músico pueda ejercer su oficio sin estar convencido de que ésa es una tarea siempre maravillosa.

Nació en Madrid hace 38 años, en una familia de origen bilbaíno -su padre fue un destacado filólogo de la lengua vasca-, y tiene dos hijos, de 13 y 9 años. Cree que la preparación académica en España sigue siendo insuficiente y que la falta de orquestas obliga a los directores dé música a completar su formación en el extranjero. "La orquesta es el instrumento del director y el más complejo". "Yo", subraya, "tuve que marcharme a Londres y a Salzburgo para alcanzar una mayor experiencia". Ahora, después de haber sido director asistente de la Orquesta Nacional, a la que en dos años sólo pudo dirigir en tres ocasiones, Luis Aguirre trabaja esporádicamente. "Hay muy pocas orquestas, y es muy difícil abrirse camino en España, sobre todo si, como es mi caso, careces de agente artístico y esperas a que te llegue la oportunidad, en lugar de disputarte los contratos".

Ama la literatura, dispone de una biblioteca de 5.000 volúmenes, la natación y, desde luego, viajar. "Ya tengo organizados mis próximos viajes", dice, "primero a la Unión Soviética y luego a Austria, para asistir al concierto de Año Nuevo, que es algo muy especial. Es un capricho, y además una bonita excusa para volver a Viena, tan cerca de Praga, Budapest y Berlín". "Y es que", confiesa, "yo soy un enamorado de Centroeuropa. Allí la música te sorprende en cualquier esquina y los taxistas comentan el último concierto".

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