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Stas Namin

Un refugio cultural de vanguardia en el parque Gorki de Moscú

El Centro Musical de Moscú, el Teatro Verde o la república de Stas Namin. Cualquier nombre es bueno para bautizar a ese refugio sorprendente que se esconde en un vetusto edificio de¡ parque Gorki. Stas Namin (37 años), considerado por muchos como el alma del rock soviético, trabaja allí con 20 grupos a la última, algunos de ello, apadrinados por figuras como Frank Zappa ( Peter Gabriel. Namin, que tiene declarada li guerra a la burocracia, no muestra excesiva fe en los vientos nuevos de la Unión Soviética.

"Millonarios del mundo unidos". La pintada preside la sala de ensayos donde vibra el sonido de Nuance, uno de los grupos predilectos de Namin. "La gente que piensa que el rock soviético es un hijo de la perestroika está muy equivocada; vamos ya por la tercera generación. Moscú, Leningrado y Siberia llevan años siendo los centros musicales por excelencia".Namin nació en Armenia y emigró a Moscú a finales de los años sesenta. Su intención era estudiar filosofía, pero cayó en las redes del rock de la mano del grupo Flowers. "Nos llamaron los Beatles soviéticos. Vendimos siete millones de ejemplares del primer disco y eso preocupó al partido. Nos obligaron a cambiar de nombre porque no les gustaban las flores; les recordaban a los hippies".

Casi 20 años después, Namin sigue luciendo una generosa melena salpicada por largas canas.

Flowers dejó paso a un nombre menos pretencioso: The Stas Namin Group. En 1986 tocaron por primera vez en Estados Unidos, y desde entonces su música ha sonado por todo el planeta. Pero la pasión de Namin se llama ahora el Teatro Verde, que ha servido de catapulta para grupos a la última, como Gorki Park o Brigada S. Y su enemigo sigue siendo la burocracia: "Tardé más de un año en conseguir todos los permisos para alquilar el edificio. En este país gastas el 99% de tu energía en papeleos y el restante 1% intentando pensar en algo original. Ahora estamos empeñados en convertir el Teatro Verde en un espacio cultural de vanguardia n.o gubernamental".

Según Namin, la glasnot ha salpicado también el mundo del rock. "Aquí nadie va a la cárcel por tocar música. Si en algo ha cambiado este país es en la libertad de expresión. Poco importa ya lo que cantemos nosotros si en el periódico se puede leer cada dos por tres que el comunismo es una mierda". "Eso sí, otras cosas tardarán cuatro o cinco generaciones en cambiar, porque se trata de modificar el código genético de la gente. Además, el partido tiene una idea muy equivocada de la libertad. ¿Quieres un ejemplo? Yo he visto a gente haciendo el amor en el escenario durante un concierto de rock, y no pasa nada. Ahora bien, si quieres editar una revista sin el control del partido te tienes que marchar a la República Democrática Alemana".

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