Patrulleras italianas socorren al Rey en una tormenta en el lago Garda
Varias lanchas patrulleras y un helicóptero de la policía italiana socorrieron el sábado al velero Bribón, patroneado por el rey Juan Carlos cuando era amenazado por una fuerte tormenta en el lago de Garda, una gran masa de agua con una extensión de 51,5 kilómetros de largo y 17 de ancho. El Rey estaba probando su nuevo barco, construido a orillas de ese lago situado en el norte de Italia, con vistas a una competición internacional que se va a disputar en aguas de Grecia. La Casa Real señaló ayer que el Monarca en ningún momento corrió peligro.
El velero, con 14 tripulantes a bordo, regresó a puerto utilizando su motor de emergencia.
Fernando Gutiérrez, jefe de prensa de la Casa Real, informó ayer que el Rey en ningún momento corrió peligro y explicó que no se había informado antes de lo ocurrido por carecer de importancia y tratarse además de un viaje privado. También señaló que el Monarca salió a navegar cuando el tiempo aún estaba en calma y que las autoridades italianas le avisaron después de que había peligro de tormenta. Tras ello regresó a puerto con normalidad, según esta versión.
La Prensa italiana recogía ayer, domingo, la noticia con tono de alarma. Corriere della Sera, el diario de mayor circulación, informaba que "el Rey ha arriesgado mucho a causa de una de esas tormentas que se producen en el Garda. La embarcación había llegado al centro del lago cuando fue sorprendida por una borrasca". El diario local Arena, de Verona, publicó a su vez una página completa en la que describe con cierto dramatismo la situación vivida a bordo.
El embajador español, que se desplazó a Verona para despedir al Rey -el Monarca regresó por la tarde a Madrid-, declaró a este periódico: "Cuando salió el barco hacía sol. Después se levantó una pequeña ventisca y el Rey prefirió recoger velas, no por riesgo físico, sino por no estropear el barco recién estrenado".
Según el diario La Repubblica, el Rey, tras la vuelta a puerto, comentó: "¿Miedo? No, no, la situación estaba bajo control. Y además estábamos cerca de la orilla y había más motoscafi de la policía que en el golfo Pérsico".
El rey Juan Carlos había acudido al lago de Garda para botar la nueva embarcación, valorada en 25 millones de pesetas.
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