Prosigue la búsqueda, de los 15 tripulantes de un mercante hundido al norte de Galicicia

El mercante de bandera de Singapur Anna Leonard, con una tripulación no confirmada de 15 hombres, se hundió en la madrugada de ayer a unas 130 millas al norte de Estaca de Bares. El portacontenedores británico Taloga By divisó balsas de salvamento vacías antes de suspender la búsqueda debido a una avería y a que dos de sus tripulantes resultaron heridos. Al parecer, dos aviones franceses y un mercante liberiano continúan el rastreo.

El pesquero Cristo de Cisterra, con base en el puerto coruñés de Cariño, se hundió, y al menos otros tres sufrieron graves desperfectos a consecuencia del fuerte temporal que afectó el fin de semana a las costas gallegas.Los vientos, de hasta 135 kilómetros hora en la zona de El Ferrol, ocasionaron numerosos cortes en los suministros de electricidad, agua y servicio telefónico en toda Galicia y los árboles caídos produjeron dificultades en la circulación de algunas carreteras. La flota de bajura permanece atracada.

El Cristo de Cisterra, de 130 toneladas, se hundió en la tarde del sábado cuando regresaba a puerto con el resto de la flota. Sus 13 tripulantes fueron recogidos por el Serín 2, que seguía el mismo rumbo. Otro pesquero de similares características y base en el mismo puerto, el Nueva Paloma de la Paz, pidió escolta a última hora del sábado, afirmando que "se nos come el mar". El remolcador Punta Salinas -que resultó averiado- le abrió ruta hasta el puerto de Gijón, adonde llegó en la mañana de ayer.

También sufrió una vía de agua al regresar a puerto el Punta Rodeira, que logró arribar por sus medios.

Por otra parte, un barco nigeriano se hundió frente a las costas portuguesas, muriendo tres tripulantes y desapareciendo otros 15.

En Cantabria -informa Jesús Delgado- la estación automática de Cabo Mayor, en los alrededores de El Sardinero, registró rachas del. Oeste de 184 kilómetros por hora de velocidad, en tanto que a las cero horas el observatorio meteorológico precisaba impulsos de 140 kilómetros en el casco urbano. Según las estadísticas oficiales, esto ocurre en Santander sólo una vez cada 20 años.

La fuerza del viento hizo que a las cinco de la madrugada de ayer se propagara con enorme rapidez un incendio, cuyas causas se desconocen, que destruyó cuatro viviendas en la calle de la Industria, de El Astillero, localidad situada a ocho kilómetros de la capital. Un matrimonio sufrió quemaduras y tuvo que ser hospitalizado, y un automovilista Francisco Sebastián, resultó gravemente herido al salirse el vehículo que conducía, por un golpe de viento, de la autovía Santander-Torrelavega. Se anuncian nuevas nevadas en Cantabria.