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Beenhakker cambió a Schuster y Buyo salvó al Madrid en su vuelta al Bernabéu

Buyo volvió al Bernabéu casi dos meses después de aquel 3 de diciembre contra el Atlético. El meta gallego fue recibido con una pancarta estratégicamente situada en el primer anfiteatro del fondo sur, a modo y manera de las que el club dejaba pasar a sus hinchas más apasionados antes de aquella otra noche del Bayen Múnich. La pancarta decía: "Bienvenido, Buyo", y ese texto se acompañó con gritos de apoyo al portero. Eso fue al principio. Al final, Buyo salvó de la prórroga al lamentable Real Madrid que anoche ¿jugó? frente al Elche, con una salida providencial ante Sixto. Esas acciones salvadoras de Buyo no han cambiado en el Madrid. Tampoco cambia Schuster. Ayer lo hizo ya tan rematadamente mal que al mísmísimo Beenhakker no le quedó más remedio que retirarle del campo.Iban 18 minutos y Schuster salió disparado con el balón en los pies, en un contragolpe por el centro del campo ilicitano. A su derecha, solo, Hugo Sánchez; a su izquierda, desmarcado, Butragueño; enfrente, descolocados y a unos cuatro metros del alemán quedaban dos defensores del Elche. Schuster miró a un lado, a otro, y envió el balón exactamente al único si tio que Butragueño, Hugo, sus dos rivales y los 25.000 espectadores jamás podían esperar, es decir, a los pies de uno de los sorprendidos defensores de Kubala. Schuster, que sólo aportó ayer una voluntariosa faceta al cortar de cabeza los saques de Puente, aguantó en el campo una hora larga y el público, que ya le había silbado antes, le despidió en elminuto 61 de la peor manera que suele despachar estas cosas el Bernabéu: con indiferencia.

Así que Beenhakker se decidió a cambiar al alemán, lo que significa que el técnico tiene garantizada su continuidad, aunque no está claro que sea en el banquillo, y que las decepcionantes actuaciones de Schuster deben comenzar ya a ser tomadas muy en cuenta por Beenhakker, Molowny, Grosso, Mendoza y Fernández Trigo. Quien siguió en el campo hasta el final fue Hugo Sánchez, cuya forma también dista mucho de ser la ideal: echó fuera un balón de oro que Michel le dejó de espléndido taconazo.

El Elche puso en aprietos al Madrid en la Copa, como ya había ocurrido en la Liga, donde cayó en uno de esos terribles minutos finales madridistas. Y mantuvo la tensión hasta el último momento otra vez, cuando los pies de Buyo salvaron un remate de Sixto que olía a prórroga. Para entonces, Beenhakker había hecho todo lo humanamente posible por cambiar la pésima imagen de su equipo, tanto como un Butragueño con ganas e inspirado a ráfagas.

En efecto, el técnico holandés no sólo envió a las duchas a Schuster antes de tiempo, con muy buen criterio, sino que tras el gol ilicitano adelantó al libero, Gallego, al medio campo, retrasó a Sanchis para cerrar como defensa libre los marcajes de los laterales Chendo y Esteban sobre los dos puntas rivales, y, ya en el segundo tiempo, mandó a Michel al centro del campo, unas veces por delante de Gallego y otras unos metros más atrás. El Madrid se asemejó así al Barla de Cruyff, con sus tres defensas muy juntos por el centro, con Gallego de Milla y Michel de Bakero, si bien este sistema ofreció variantes respecto a las del equipo azulgrana: Llorente y Gordillo arrancaron desde atrás como extremos largos, mientras que Julio Salinas y Beguiristain lo hacen muy arriba y más pedidos a las bandas.

Valencia y Sevilla

La gran sorpresa la dio el Rácing, que eliminó al Valencia en el Luis Casanova (2-3). En Santander hubo empate a cero. También cayó el Sevilla, que no pasó del empate en casa ante Osasuna (1-1), tras haber perdido en Pamplona (PO). Azkargorta, entrenador sevillista, podría ser destituido hoy.

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