La dirección socialista someterá a los sindicatos "un gran debate nacional" si fracasa la negociación
La dirección del PSOE someterá las propuestas de los sindicatos a un "gran debate nacional", previo a las próximas elecciones generales, en caso de que fracasen las negociaciones abiertas entre el Gobierno y los líderes sindicales. Esta es la estrategia planteada por la ejecutiva socialista en su informe de gestión al Comité Federal -máximo órgano del PSOE entre congresos-, que celebrará el próximo día 13 una reunión considerada decisiva para el futuro inmediato. Restablecer la imagen de austeridad del partido y combatir la apatía de su electorado son ahora los objetivos básicos.
"Desde la perspectiva presente es muy difícil prever la dinámica política de los primeros meses de 1989, al margen de cual pueda ser el comportamiento sindical", dice el informe elaborado por la ejecutiva del PSOE, en el que se refleja, de manera nítida, una estrategia en dos fases. Se da prioridad absoluta al intento de llegar a "un acuerdo razonable con los interlocutores sociales", que haría desaparecer "las dificultades actuales" del proyecto socialista.La segunda posibilidad es que los dirigentes sindicales no abandonen la "estrategia de confrontación" y persista el desacuerdo: en ese escenario "no quedará más remedio", se lee textualmente, "que abrir un gran debate riacional sobre qué es lo mejor y lo más progresista para España: si lo que propone el Partido Socialista y el Gobierno, o lo que proponen los sindicatos".
No hay mención alguna a la anticipación de elecciones, en ese documento, aunque cae de su peso que el final de un "gran debate nacional" no es otro que las urnas, sobre todo si se trata de decidir "qué es lo mejor" entre el progama socialista y la postura sindical.
Según dirigentes socialistas, Felipe González está decidido a intentar la. solución del problema por medio de negociaciones con los sindicatos. Pero en el seno del Consejo de Mínistros existe amplio escepticismo sobre las posibilidades reales de un acuerdo, puesto de reales en los debates realizados en su seno durante las últimas reuniones del año pasado.
Si persiste el desacuerdo, los estrategas del PSOE no ven más salida que la de plebiscitar la política socialista en las urnas, después de un debate público suficientemente intenso como para defender la postura de "rigor económico" y reducir a "un problema de comunicación e imagen" la impresión generalizada de corruptelas y gastos fastuosos en las Adminístraciones socialistas.
El impacto sindical
El informe de la ejecutiva reconoce el papel alcanzado por los sindicatos. La estrategia de las centrales, unida a los citados "problemas de comunicación e imagen", se configuran, según el documento, como las incógnitas principales para la pervivencia de su proyecto, y no los partidos de la oposición política, a los que el informe juzga en términos de ambigüedad (CDS), incapacidad de convertirse en alternativa por divisiones internas (AP) o ausencia de un proyecto creíble (PCE).
Parte del informe está destinada a explicar el modelo sindical de los socialistas, o mejor dicho, aquel con el que sería imposible un acuerdo. Los sindicatos no pueden plantear objetivos irrealizables, no pueden tener como fin desgastar políticamente al Gobierno, y no pueden suplantar al Parlamento mediante la movilización sindical permanente, porque sólo las urnas están legitimadas para decidir, son los argumentos principales del documento socialista.
De acuerdo con la letra y el espíritu del documento, el debate preelectoral se aborda con formas y maneras distintas a la campaña contra la huelga: en el informe reseñado no aparece mención algun.a a estrategias comunistas como base de conspiraciones sindicales, ni a comparaciones con la revolución de Asturias de 1934.
Elecciones al fondo
Al final del documento hay pistas sobre la clase de campaña electo al que proyecta la dirección: el PSOE se presentaría en la misma como un partido "coherente" y "firme", es decir, un partido de orden, que se ve obligado a reconocer un papel a los sindicatos, pero que trata de ponerles en su sitio ante el con junto de la sociedad -sobre todo ce cara a su propio electorado- y que no se doblega a la política "de los comunistas o de los conservadores" por una "presión planteada al margen de las urnas o del Parlamento", de acuerdo con expresiones del propio documento. La abstención de una parte considerable de las personas que votaron al PSOE, divididas entre el apoyo al Gobierno o a los sindicatos, se configura como un peligro electoral para el PSOE. Pero no parece existir unanimidad sobre si conviene alargar el debate público o cortar cuanto antes los síntomas de desgaste.
Algunos dirigentes socialistas sostienen también la conveniencia de rebajar el nivel de conflictividad entre la dirección de UGT y el Gobierno y la ejecutiva federal del PSOE. El primer efecto de la huelga del 14 de diciembre ha sido la paralización de cuantas actividades del PSOE han dado a UGT la impresión de que el partido estaba decidido a cortar la cabeza de Nicolás Redondo y sus principales colaboradores como líderes de la UGT.
Más información en la página 37
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