El español Carlos Mas, líder en el Rally París-Dakar
El español Carlos Mas, que logró ayer la victoria, encabeza la clasificación de motos tras la quinta etapa del Rally París-Dakar. Fueron 469 kilómetros; a través de los desiertos libios, en los que sacó entre 20 y 50 minutos de ventaja a los favoritos, sencillamente porque- encontró la pista buena antes que nadie. En la categoría de coches, los Peugeot, con Jacky Ickx y Ari Vatanen, siguen barriendo a sus rivales.
Esta es la tercera etapa que gana Mas desde que participa en el rally, pero es la primera vez que se coloca como líder. Esto hará cambiar su forma de correr: "En estas etapas de navegación que ahora vienen, hay que ir con mucho cuidado. No podemos atacar alocadamente y perdernos. Es mejor ir tranquilos. Habrá otros momentos para volver a atacar".Mas arriesgó ayer cuando, al encontrar la pista que llevaba desde Ghadames hasta Sabha y comprobar que pasaban los kilómetros sin ver a nadie, mantuvo su rumbo y acertó en la elección. La moto le respondió ye obtuvo 20 minutos de ventaja sobre Peterhansel, anterior líder, 30 sobre Neveu, seis veces ganador del rally, y 50 sobre Rahier, que lo ha conquistado dos veces. Carlos Mas nunca olvidará la etapa que le ha conducido al corazón de Libia, atravesando medio país de Oeste a Este, en diagonal, hacia abajo. En medio estaba una inmensa extensión de 500 kilómetros donde el tiempo nunca ha exisistido. Sólo había una presencia testimonial del hombre en la pista que siguieron los pilotos. Todo lo demás era arena, piedras y tierra inerte.
Una hora antes del alba, las motos se pusieron en marcha, en el vértice de las fronteras de Libia, Túnez y Argelia. Tras unos primeros kilómetros de enlace había que encontrar una pista de 500 kilómetros en la que no había el más mínimo vestigio de vida. La tierra, entre montañas surcadas por la erosión, era dura, como de acero, y sobre ella, piedras de todos los tamaños que al pisarlas no se hundían, saltaban. Esta vez no hubo accidentes graves porque la llegada a las dunas suavizó pronto el recorrido.
Pero ni siquiera sobre este terreno los coches Nissan se ven seguros. Ya son tres, incluido el de Juan Porcar -un veterano especialista-, los que han tenido que abandonar. Los tres son del equipo español. Se sospecha que algo ha ido mal en la preparación especial de los vehículos, ya que en los de serie no ha ocurrido algo similar.
Peugeot y Sabha
Quienes siguen sin tener problemas son los Peugeot. Ayer Ickx fue primero y Vatanen segundo, pese a que éste pinchó dos veces y se le voló el capó posterior de su coche.Los que alcanzaron la llegada aún de día se vieron sorprendidos por el cambio del paisaje. Entre la arena empezó a surgir la vegetación, incluso palmeras aisladamente. Y ya en las proximidades de Sabha vieron campos de cultivo, que denuncian la existencia de agua bajo el desierto.
Y entonces aparece, emergiendo de una soledad infinita, una ciudad moderna, villa natal del coronel Gaddafi, que se ha convertido en punto importante de la economía del país, enriquecida con avenidas y hoteles que podrían tener la catalogación de lujo en Europa, aunque sin agua caliente y televisión que no transmite.
Sabha está enlazada por carretera con Trípoli, casi 1.000 kilómetros al norte, atravesando tan inmensas extensiones desérticas como las que siguieron ayer los pilotos del rally.
La libertad de movimientos sigue sin ofrecer obstáculos y ello permite advertir la propaganda antiamericana que existe en Libia, debidamente traducida a varios idiomas para comprensión de la caravana del rally. Incluso los periódicos se han preocupado de publicar chistes sin palabras donde se denuncia el interés de Reagan por conseguir la exterminación de Libia, ante la oposición del resto del mundo.
Esta propaganda está más bien dirigida a los seguidores del rally, ya que los pilotos poco pueden apreciar en qué país se encuentran. Los conocen por los trámites aduaneros que han de soportar con sus vehículos y gracias a las facilidades libias se están llevando un óptimo recuerdo del país. Lo demás les da igual, porque se ponen en marcha al amanecer y llegan de noche al campamento. Sólo les preocupa encontrar algo de comida caliente -el menú de la organización es sopa y carne enlatada-, porque la que se les proporciona por la mañana sólo contiene productos energéticos, y un hueco donde tender el saco de dormir o la tienda.
La sorpresa desagradable de Libia la encontraron a su llegada, con una temperatura muy baja y húmeda, después de que hubiera llovido algo durante el día. En el corazón de Libia, en el desierto, también es invierno. La navidad, en cambio, no existe.
Para los pilotos ni siquiera hoy es Nochevieja. Viven su propia experiencia y la fiesta para ellos se producirá sólo si llegan a Dakar. Las doce uvas son algo banal cuando coinciden en una pista, sobre un vehículo renqueante.
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