Mel Switzer,
dueño de un concesionario de automóviles del sur de Inglaterra y posiblemente el más sonoro roncador del mundo, ha decidido trasladarse a vivir a una casa aislada de los oídos más sensibles. Los ronquidos de este británico de 50 años, después de agotar a siete vecinos en los últimos 10 años, le han hecho famoso en todo el país, donde ha participado en varias emisiones de televisión y hasta le han llevado a un almuerzo con la primera ministra, Margaret Thatcher. Switzer emite unos sonidos que alcanzan los 87,5 decibelios, ruido equivalente al de un ciclomotor o al de un tren de mercancías que pase a 50 metros del lugar. Julia, su esposa, sorda de un oído, ha precisado que "no ronca todas las noches ni de forma continua".
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