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El sindicalismo socialista francés pasa una página de su historia

Edmond Maire abandona la secretaría general de la CFDT antes de lo previsto

J. A. SOROLLA Edmond Maire, una página de la historia del sindicalismo francés y europeo, ha abandonado este fin de semana, en el congreso reunido en Estrasburgo, su cargo de secretario general de la Confederación Francesa Democrática de Trabajadores (CFDT). En su último discurso, Maire ha respondido con el vigor acostumbrado a las críticas de una organización que pierde militancia progresivamente desde 1978 y que no acaba de comprender los esfuerzos del ya ex secretario general por convertirla en una central sindical renovada.

Como ya hiciera en 1976, Maire ha fustigado a los trotskistas infiltrados en el sindicato, "los que ponen sus huevos en nuestro nido" o "confiscan la organización al servicio de su estrategia política", y ha pedido su expulsión. Maire abandona cuando todavía no se han apagado los ecos de las huelgas en el sector público. En algunas de ellas, especialmente en las de Correos y enfermería, la CFDT -se asegura que a causa del control de los izquierdistas- ha jugado un papel radical que nada tiene que ver con la orientación sindical defendida por el hasta ahora líder de la central. Después de más de tres lustros de mandato, Maire se va antes de lo previsto, cuando solamente cuenta 57 años. Deja la CFDT con menos militancia que cuando llegó -915.000 en 1971 y entre 400.000 y 600.000 ahora, según las cifras ocultas- y a medio camino en su proyecto de transformarla en una fuerza autónoma y renovada. Ésa será la tarea de su sucesor, Jean Kaspar, menos brillante pero aún más pragmático.Sin embargo, Maire pasará a la historia como uno de los últimos sindicalistas de raza, al igual que el ex secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT) Georges Seguy, el italiano Luciano Lama o los españoles MIarcelino Camacho y Nicolás Redondo. Paradójicamente, Maire abandona cuando sus ideas de los últimos años están en el poder en Francia, representadas por el Gobierno de Michel Rocard, "amigo mío", dice el sindicalista, "aunque no soy un rocardiano".

El hombre de la pipa

Tímido, de esos que no saben dónde meter las manos cuando hablan, el hombre de la pipa llamado Edmond Maire puede considerarse uno de los creadores de lo que en Francia se llama la segunda izquierda, la misma de Rocard, la que procede del Partido Socialista Unificado (PSU) y de los medios cristianos e intelectuales y que ha evolucionado desde el ala izquierda del socialismo hasta la corriente situada más a la derecha. Todo ese torrente nació en las orillas escarpadas de la, CFDT, cuyo militante tipo es una mezcla de obrero, intelectual, socialista y cristiano, y ahora ha desembocado en las playas tranquilas del rocardismo. Maire ha sido uno de los padres del rigor económico aplicado por el actual Gobierno socialista, pero no ha podido evitar que su sindicato haya salido a la calle en este otoño caliente para denunciar esa misma política.

Es la última contradicción de un hombre que ha evolucionado hacia la moderación, "un anticomunista conscliente", como le califica Jean-Paul Huchon, director del gabinete de Rocard y cerebro en la sombra del rocardismo. "Empezó como Grainsci y ha terminado como Ives Montand", le definía recientemente en el diario Libération un consejero anónimo de un ministro socialista. Su vida sindical ha sido un meandro, desde la autogestión hasta la obsesión por- adaptar el sindicalismo a la nueva sociedad, tras un período intermedio dedicado a recentrar la CFDT.

Elegido secretario general del sindicato en 15171, procedente de la tendencia que abogaba por el abandono del confesionalismo de la central sindical, defiende hasta 1976 el socialismo autogestionario y la alianza con el sindicato comunista CGT. Opuesto al programa común de la izquierda en 1972, prefiere la "unión de las fuerzas populares" y se aleja de la unidad de acción con los comunistas hasta abrazar la moderación y descubrir el centro. Pero la derrota de FranQois Mitterrand frente a Giscard d'Estaing en 1974 provoca el reagrupamiento de las filas socialistas. Maire desempeña entonces un papel primordial en la edificación del nuevo Partido Socialista (PS), a pesar de que nunca llega a conectar con Mitterrand.

Mutis por el foro

J. A. S. Entre un bosque de contradicciones, poco a poco se va imponiendo la nueva política centrista de la CFDT, determinada por la crisis económica y por la pérdida de militancia. Maire se pronuncia en 1976 por la autonomía sindical y reivindica la práctica del consenso y de la negociación. Ensaya el acercamiento a Raymond Barre y a la patronal, y rompe definitivamente con la CGT en 1980.

El líder de la CFDT, a quien Mitterrand no entiende, apuesta por la política de rigor incluso en la primera etapa del socialismo izquierdista y expansivo. En el congreso de Metz, en mayo de 1982, defiende las "nuevas solidaridades" entre los trabajadores mejor pagados y los más desfavorecidos, con el objetivo de luchar contra el paro. Cuando el socialismo francés vira hacia la política económica del rigor y el ajuste, la CFDT se tiñe de una imagen progubernamental.

Maire ve cómo empeoran sus relaciones con el PS y con sus propias bases, que le reprochan sus métodos autocráticos y sus coqueteos con la patronal. En 1985, la CFDT decide por primera vez no recomendar el voto a los socialistas en las elecciones, ausencia de consigna que se aplicará en 1986 y en 1988.

Ahora, en Estrasburgo, a causa probablemente de la oposición interna, ha hecho mutis por el foro, pero no ha explicado suficientemente su prematura retirada. "No quiero convertirme en un objeto sagrado de la CFDT", ha dicho.

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