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Juan Antonio Roqueta

Entre la abogacía criminalista y el ilusionismo de cerca

Muchos de los casos que más expectación han despertado en la Audiencia de Barcelona han contado con la presencia de este prestigioso criminalista. Para Juan Antonio Roqueta, la Modelo es uno más de sus lugares de trabajo. En ella ha vivido la satisfacción de la libertad de sus clientes e incluso la angustia de algún secuestro. Más allá de los sumarios, este abogado lleva en sus manos una tienda de ilusiones entrevistas.

Este señor no tiene aristas. Vestido de civil, con su americana de grandes almacenes y el suéter de pico sobre el arco feliz de un abdomen curioso, Juan Antonio Roqueta podría ser aquel amigo de la mili que aparece de vez en vez en el Guadiana de la vida y que nunca envejece a la velocidad que envejecemos los demás. Pero todo cambia cuando este abogado criminalista se enfunda la toga negra y consigue con su sola presencia llenar las salas de la Audiencia. Entonces se transfigura en una especie de Perry Mason latino, saca el verbo de los domingos y consigue que los casos más perdidos se conviertan al menos en casos encontrados.Lo que nunca se encuentra en este brillante abogado es el truco de sus juegos de manos Se inició en el arte del ilusionismo a los 17 años y aún hoy se pregunta por qué prefirió los sumarios a los naipes de la magia El abogado Roqueta es uno de los miembros más activos de la Sociedad Española de ilusionismo, y en las sobremesas no pierde ocasión de ejercer ese difícil oficio que es la magia de cerca salpicada por truculentas anécdotas de las fronteras del crimen.

A finales de los sesenta tuvo que defender a un trilero. El tribunal, aduciendo estafa, pedía la pena máxima de seis años. Juan Antonio Roqueta opinaba que no había habido estafa, puesto que en el triplex con naipes la carta elegida por la víctima siempre está allí. Ante las dudas del magistrado, el aboga do se ofreció a una demostración práctica. "¿Pero usted entiende de esas cosas, Roqueta?". "Señoría, le apuesto la sen tencia a que en tres intentos no me encuentra la carta". "Venga, empiece". Ni que decir tiene que el tribunal hubo de admitir su derrota. Al trilero le cayó una pena de seis meses, y una vez en libertad aún pretendía que su propio abogado le diera clases.

La bondad de Juan Antonio Roqueta le impide hacer juegos de manos a los ffiños. "Los niflos", dice, "no tienen los condicionantes de los adultos. Ven exactamente lo que se hace y dicen siempre lo que han visto. La magia para niños es lo más difícil que hay". Y mientras habla va adivinando cartas pensadas, selecciona con una mano las negras de las rojas, aparecen cuatro reyes juntos que nunca se habían visto y las barajas florecen de ases de corazones.

En la culminación de su espectáculo íntimo y amical, el abogado Roqueta se dirige a lapersona más alejada de la mesa. La mira fijamente y le pide que diga el nombre de una carta española. "El cinco de copas", responde balbuciendo el aludido. "Pues en el bolsillo derecho de tu americana tienes el cinco de copas". Es entonces cuando la víctima de este mago introduce la mano en su bolsillo. No hay ninguna carta. Nunca la hay. Pero el abogado concluye: "El ilusionismo es saber que es imposible que la carta pensada esté ahí y, sin embargo, buscarla con el temor de que efectivamente aparezca entre los dedos".

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