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Oreja

Juan Cruz

Tiene el apellido pegado a la cara. Esta obviedad posee para el personaje una importancia esencial. Él no lo dirá, pero seguro que ese apellido rotundo, entre taurino y ornitorrincológico, le ha marcado para siempre. No es lo mismo llamarse así que llamarse Entrambasaguas, pongo por caso. Llamándote de aquella manera convocas las risas de tus compañeros de clase, la sonrisa picarona del sargento que pasa lista y la misericordia tonta del cura de aldea que te casa. No se tiene impunemente en la cara el espejo de tu propio nombre.Un periodista le preguntó una vez a Leopoldo Calvo Sotelo sí con aquella cara legendaria se veía como posible presidente del Gobierno. No recuerdo qué contestó el cultísimo pianista de las cinco de la tarde, pero lo cierto es que, meses después, se expondría como efectivo presidente del Gobierno, sometido incluso al susto del golpe. Así que ni su cara adusta ni el espacio central de su nombre -aquella calva inmensa- le impidieron llegar a la zona en la que se da la mano, como un hombre de Estado, con tanta intensidad.

De modo que no tiene que desesperar nuestro hombre con el apellido pegado a la cara. Enjuto, menudo, con la voz imitable de los engolados, tiene un único defecto para andar por la calle: su estatura no le permite permanecer erguido ante el volante, y conduce tirnorato, por las autopistas domingueras, como si fuera a comerse el asfalto invisible. Eso es un desdoro, supongo, pero estos personajes, cuando llegan al asiento del poder, tienen su correspondiente chófer. 0 sea que un handicap menos.

Quevedo lo dijo con respecto a quien tenía una nariz excesiva. En este hombre nada es excesivo: no dice tacos, le da la razón al contrincante con golpes ágiles de su cabeza diplomática y, en definitiva, tiene cara de buena persona. Los europeos le llaman por su nombre propio porque no pueden con sus apellidos aguerridos y tiesos. Él ha luchado toda su vida contra la persecución a la que le ha sometido el primero de esos apellidos, pero nadie resiste la tentación de recordarle que se llama Marcelino Oreja.

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