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La gloria no tiene precio

McLaren y Honda han invertido este año 8.000 millones de pesetas para lograr el título mundial de F-1

Un título mundial no puede comprarse con dinero. Jamás una fuerte inversión ha sido garantía plena de éxito. McLaren, Honda y sus patrocinadores han hecho todo lo posible para que sus bólidos fueran imbatibles esta temporada. Han diseñado y fabricado un coche perfecto, han dibujado y creado un motor insuperable y se han asegurado los dos mejores pilotos. Por si faltara algo, han invertido 8.000 millones de pesetas -5.000 los japoneses y 3.000 los británicos- para que todo funcionase a la perfección. Han ganado, de momento, 14 de los 15 grande premios disputados. Propietarios, ingenieros mecánicos, pilotos y patrocinadores hubiesen pagado mucho más por el éxito.

Ayrton Senna, que el pasado domingo consiguió para Brasil el sexto título mundial de Fórmula-1, no tiene establecidos en sus contratos con McLaren y Honda ningún premio especial por conseguir su primer cetro mundial, aunque la fábrica japonesa, que vivió su jornada más feliz en su propio circuito (Suzuka), está preparándole un regalo especial que nada tiene que ver con el dinero."Sólo ahora, cuando acabo de conquistar el Mundial, puedo valorar en su justa medida lo que significa ser campeón", dijo Senna el domingo. ¿Cuánto vale un título mundial? No tiene precio. En eso coinciden desde Senna hasta su compatriota Nelson Piquet o el francés Alain Prost, triple y doble campeones del mundo en activo.

En busca de los récords

Senna suma ya 14 victorias en los 77 grandes premios disputados, 20 triunfos menos que Prost (34), que ha corrido en 136 grandes premios. El brasileño, además, ha mejorado también, con su docena de pole position (primer puesto en los entrenamientos), la mejor marca en una misma temporada. Senna totaliza 28, a tan sólo 5 de Jim Clark (33).El brasileño , que ha desmentido las informaciones de la prensa italiana que aseguraban que se retiraría al final de la próxima temporada, posee un contrato con McLaren en el que se le garantizan seis millones de dólares por temporada, unos 720 millones de pesetas, aunque los viajes y gastos corren de su cuenta. Tal vez por ello acaba de comprarse un flamante jet Lear 35, que le ha costado algo más de 200 millones de pesetas.

Senna, que posee una empresa que cuida de su imagen, la Ayrton Senna Promotión, posee un amplio apartamento en Montecarlo, en la residencia Houston, frente al Mediterráneo, y un espléndido chalé en Sao Paulo. Para sus desplazamientos suele utilizar un Mercedes 500 y su garaje está lleno de Vespas -motocicleta con la que se premia la conquista de la pole position- y diversas motos Honda.

El piloto brasileño, como tantos otros, hubiese dado antes de conquistarlo todo el oro del mundo por el mundial. Pese a todo, Senna recibirá de su patrocinador, el Banco Nacional de Brasil -luce dos grandes letreros, en su casco y en la parte delantera de su mono-, cerca de 100 millones de pesetas por su título. Una cifra similar recibirá de su marca de casco. Senna, además, podría multiplicar sus ingresos en caso de desearlo acudiendo a cuantos salones automovilísticos y festivales le inviten: por una hora de relaciones públicas podría cobrar dos millones de pesetas.

Senna y Prost han contado con el mejor material jamás suministrado a un piloto de F-1. Honda, con 100 técnicos en el departamento de competición de su fábrica de Suzuka y 50 profesionales instalados en Europa, ha estado preparando los motores turbo para McLaren y Lotus (Nelson Piquet, entonces campeón, y Satoru Nakajima). Desde que decidió lograr el título de F-1 en 1983, la fábrica japonesa ha invertido 7.000 millones de pesetas. Para este año ha presupuestado 5.000 millones. Otros 5.000 niillones están preparados para poner el próximo año sobre la pista el motor atmosférico V10.

McLaren, por su parte, ha invertido más de 3.000 millones en el MP4 / 4, el bólido que ha arrasado en el presente campeonato. Han sido los únicos en fabricar un coche especial para este año; el resto de equipos crearon pensando en 1989, año en que desaparece el turbo.

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