Luis Solana pedirá a Alcatel e Intelsa compromisos firmes por escrito sobre las entregas que van a efectuar en 1989
El presidente de Telefónica, Luis Solana, va a solicitar a los proveedores de la compañía, principalmente Alcatel -Standard Eléctrica e Intelsa, compromisos firmes por escrito en los que garanticen el cumplimiento de las entregas de líneas previstas para el próximo año 1989.Telefónica está ultimando sus pedidos para el próximo ejercicio que, según el plan de medidas urgentes, se considera decisivo de cara a la recuperación del servicio. Las estimaciones que baraja la compañía apuntan a la instalación de 2,6 millones de líneas de conmutación, de las que 1,5 millones corresponden al grupo francés Alcatel- Standard Eléctrica y 1,1 millones serán de la firma sueca Ericsson-Intelsa. Estas compras van a representar un fuerte incremento de las inversiones, que probablemente superarán el medio billón de pesetas reiteradamente anunciado por Solana. En los planes de Telefónica figura ya un colchón de 60.000 millones adicionales, que quedarán en reserva, a la espera de la evolución que vayan siguiendo las entregas por parte de los suministradores.
Sin embargo, entre los técnicos de Telefónica existen serias dudas acerca de la capacidad de producción que tanto Standard como Intelsa puedan llevar a cabo en el año próximo para responder al desafio que hoy por hoy supone el crecimiento de la demanda telefónica. El escepticismo de Telefónica se fundamenta en los datos que obran en poder de la compañía sobre el desarrollo de las entregas durante este año. De los 330.000 millones de inversión en activos materiales que el monopolio ha presupuestado para 1988, al término de septiembre el nivel de ejecución se situaba en 220.000 millones, de los que 60.000 millones correspondían a las importaciones que las dos empresas realizan de sus casas matrices. Por esta misma razón, y teniendo en cuenta la tensión social que está provocando la deficiencia del servicio básico tanto desde un punto de vista cuantitativo -lista de espera- como cualitativo, Solana considera que los suministradores -tradicionales de Telefónica deben asegurar este año las entregas que están dispuestos a realizar.
El presidente de Telefónica quiere hacer valer el papel de su compañía como cliente y va a solicitar una carta formal en la que Standard e Intelsa asuman compromisos formales y responsabilidades ante previsibles incumplimientos.
Solana trata de ampliar su margen de maniobra comercial ante una probable desviación en el ritmo de entregas. Si dicha desviación se produce, Solana tendrá las manos libres para recurrir a las importaciones directas procedentes de terceros países, que estarán concentradas principalmente en el segmento de transmisión, ya que en materia de conmutación la dependencia tecnológica hace inviable el recurso a nuevos suministradores, por lo menos a corto plazo.
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