Un interlocutor "cualificadísimo"
EL PAÍS, Antonio Hernández Mancha relata así la génesis de su pacto fallido con el partido de Adolfo Suárez para desbancar al PSOE del Ayuntamiento y de la Comunidad autónoma de Madrid: "Tomó la iniciativa el CDS. Y me transmiten dos condiciones: la primera, que yo ya no podía aceptar, que fuera Rodríguez Sahagún de cabecera en el Ayuntamiento más señero".
Pregunta. ¿Pero quién del CDS tomó la iniciativa?
Respuesta. Eso no lo voy a decir, no debo. Fue un interlocutor cualificadísimo, ¿entiende?
P. ¿Fue un intermediario?
R. Sí, pero cualificadísimo, de plena fiabilidad para ambas partes...
P. ¿No era Mario Conde?
R. Yo de eso no voy a decir absolutamente nada. Recibo esa iniciativa y me dicen que no, que no pueden aceptar mi condición de que sea Álvarez del Manzano a calde. Y entonces, cuando creo que se van a echar para atrás si mantengo mi tesis inicial, porque esto lo llevo hablando meses, digo, bueno, acepto: Rodríguez Sahagún alcalde y Alberto Ruiz Gallardón presidente.
Segunda dificultad. Antonio, ¿tú estás seguro de que vas a tener todos los votos de tu grupo? Digo, sí. Entonces, recógelos, y digo, no, porque basta que los recoja para que un secreto entre 50 no sea un secreto, y aquí, o rematamos la operación, o si no... Bueno, pues se remata mañana mismo. ¿Entiende? Entonces ya pongo en marcha la operación.
¿Qué es lo que ocurre a última hora? Por razones que ignoro, y que no son sin duda una trampa, sino alguna razón interna del CDS que nadie me ha explicado, el CDS se echa para atrás. Y luego ya es toda la orquestación de que AP mete la pata, qué bisoñez, qué ingenuidad, no saben con quién se gastan los cuartos. Me da igual. La verdad evangélica es lo que yo estoy diciendo, ¿estamos?
P. Ruiz Gallardón dice que usted lo engañó porque le dijo que había tenido un contacto directo con el CDS y no con un mediador...
R. El secreto era parte del pacto. Entiendo muy atendibles las razones de Alberto, pero políticamente me mantengo en defender un secreto, aunque para eso no tenga que decírselo ni a Alberto ni a José María.
