No hay problema
Televisión Española presentó el pasado sábado la serie Alf, dentro de Cajón desastre -un programa digno de tener en cuenta de cara al futuro-. Quizá, el único defecto que pueda achacarse al espacio sea precisamente la inclusión de esta telecomedia, que, sin duda, merece un mejor horario.Alf se situó el pasado año en el puesto número 11 de la clasificación de audiencia en Estados Unidos. Allí se emite cada lunes a las ocho de la tarde, en el bloque denominado prime time -hora de máxima audiencia-. Se trata de una serie familiar dirigida no sólo a la audiencia infantil, sino también a públicos adultos.
TVE no había tenido en los últimos tiempos afortunadas elecciones en este terreno. Como ejemplo, baste citar la sucesión de vulgares series de dibujos animados en la sobremesa de los fines de semana, que marcó su punto de inflexión más bajo con la desgraciada emisión de Los aurones hace unos meses.
El aterrizaje en nuestras pantallas de este alienígena, tan tierno como borde, sorprende por su pobre ubicación. Si Alf tuviera conocimiento del lugar donde ha ido a posarse su averiada nave espacial no dudaría en exclamar su frase favorita: "¡No hay problema!".
Sin embargo, Alf es un invitado demasiado entrañable como para recibir nuestro injusto desprecio. Su comida preferida es el gato, aunque en su ausencia admite comer comida para gatos enlatada, caducada de fecha, y empieza a apreciar el puré de patata. Bebe cerveza y confiesa no entender los acertijos de Barrio Sésamo.
Su pelaje de tono rojizo -teñido, según confiesa- llegará a ser tan popular como los senos de Sabrina o el ¡A jugar! de Prat. Alf tiene sus rarezas, pero sinceramente merece un mejor trato.
Cajón desastre es un buen espacio televisivo y podrá sobrevivir sin esta bola peluda cuyo único problema es no tener carné de conducir para poder participar en el concurso radiofónico en el que regalan un Porsche último modelo.
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