En el aniversario de Xavier Zubiri
Cinco años han pasado hoy desde la muerte de Xavier Zubiri, y su recuerdo sigue vivo. Entre sus amigos, porque ejemplarmente supo unir el alto magisterio intelectual y la cordial y la llana generosidad en su trato con ellos. Entre sus lectores, porque siguen agotándose las ediciones de sus libros capitales: Naturaleza, historia y Dios, Sobre la esencia, la trilogía Inteligencia sentiente, El hombre y Dios, Sobre el hombre. Otro inédito, que en cierto modo va a coronar su sistema filosófico, La estructura dinámica de la realidad, aparecerá dentro de pocas semanas. La exigente morosidad con que durante tantos años fue elaborando su pensamiento filosófico va siendo felizmente compensada -es ineludible el recuerdo de Husserl- por la diligencia de sus discípulos y continuadores.Al término de su penetrante ensayo sobre Hegel escribió Zubiri: "La soledad de la existencia humana no significa romper amarras con el resto del universo y convertirse en un eremita intelectual o metafísico; la soledad de la existencia humana consiste en un sentirse solo y, por ello, enfrentarse y encontrarse con el resto del universo entero. Esperemos que España, país de luz y de melancolía, se decida alguna vez a elevarse a conceptos metafísicos". Aludía el filósofo a la visión de las cosas "en la luz" y a la concepción de la melancolía, de una pizca de melancolía, como fundamento temptramental de la excelencia humana, una y otra propuestas por Aristóteles. Si España sabe cultivar la lección y la herencia de sus dos máximos pensadores, Ortega y Zubiri, con ellos habrá comenzado ese "alguna vez". Me atrevo a pensar que allá donde el pensar se toma en serio así va sucediendo lentamente.
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