Cuatro maestros

Robert Aldrich, Pier Paolo Pasolini, David Lean y Nicholas Ray, por este orden: cuatro maestros del cine como éstos no se dan cada día. Maestros de todas todas, aunque algunos de ellos han pasado por épocas en que la crítica no les era favorable, absorta como estaba en buscar una conciencia intelectual al séptimo arte. Algo que, por supuesto, Pasolini y Teorema, la película que abre esta próxima madrugada, ofrecían en cantidades industriales. Teorema fue, y sigue siendo, un filme enigmático, tan enigmático corno ese visitante protagonista caído en un núcleo humano concreto y representativo al que someterá a un duro proceso de análisis interior y cambio social. Ese protagonista -como, en otro orden de cosas, los de Boudú sauvé des eaux, ET o Pale rider- revolucionará los esquemas fijados por la pequeña comunidad. Teorema ganó en la Mostra de Venecia de 1968, además de un galardón para Laura Betti, el Premio de la Oficina Católica de Cine, distinción con la que empezó la obra a labrarse una polémica.No tan críptica, pero igualmente azotada de una seria reflexión sobre la condición humana es la película de Ray, La casa en las sombras, la historia de un policía violento -Robert Ryan en una extraordinaria composición- que será envíado por sus superiores a una zona montañosa, nevada y tranquila para relajarse, aunque un asesinato reactivará en él su ira. Realizada con pocos medios, pero con una inspiración vertiginosa, La casa en las sombras cuenta además con una excelente y a ratos patética Ida Lupino en el papel de ciega.

Por lo que respecta a Aldrich, ni que decir tiene que Veracruz es uno de sus western más populares. Es, como el filme de Ray, una obra que plantea una doble moral, en este caso no arraigada en una misma persona, sino en dos aventureros antitéticos, aunque, en algún momento, cada uno de ellos sea capaz de mostrar un carácter que presumiblemente corresponde al otro. Gary Cooper y Burt Lancaster, cómo no, bordan sus respectivos papeles.

De Lean, en cambio, no puede decirse que se programe una de sus obras maestras. La vida manda, de 1944, se basa en una pieza de Noel Coward sobre la vida de una familia a través de los años, rudos años que siguen a la I Guerra Mundial.