Lewis, exultante tras su victoria sobre Johnson

El atleta estadounidense Carl Lewis ha recuperado la confianza. Ahora se muestra exultante. Tras su victoria sobre el canadiense Ben Johnson, el miércoles en Zúrich, era la amabilidad personificada. Él era quien se acercaba a los espectadores para que le pudiesen aclamar, repartía postales con su autógrafo impreso y subía a las gradas para que le tocasen, besaran y fotografiasen. Antes de la carrera de los 100 metros, evitó todo contacto, hasta el punto de solicitar a la organización alojarse en un hotel distinto al de los demás. Pero después se dejó amar.Lewis estaba tan contento que quiso ser generoso en sus declaraciones: "Es un gran día para el atletismo porque Reyno1ds ha conseguido el récord mundial y Gray ha realizado una carrera soberbia". Cuando aceptó referirse a sí mismo, dijo: "Sé que puedo correr bien. Quiero ser constante. He hecho una gran carrera. La de Johnson ha sido buena. Él llegó a tener una pequeña ventaja, pero no decisiva. Me sentí bien a los 40 metros, bastante mejor a los 60 y todo se unió a mi favor a los 80".

Johnson únicamente quiso dejar claro que no estaba disgustado: "La gran ocasión será en Seúl".

La carrera del norteamericano Gray a la que Lewis aludía fue la de 800 metros que ganó con 1.42.65 minutos -se impuso al británico Cram-, la mejor marca del año. No fue el único gran registro realizado en Zúrich. Al margen del récord de Reynolds y los 9.93 segundos de Lewis, también la mejor marca del año, la rumana Paula Ivan también logró ser la mejor de 1988: 3.56.22 minutos en los 1.500, que la convierten en la cuarta atleta de todos los tiempos, tras las soviéticas Kazankina (3.52.47), Dvirna (3.54.23) y Zaitseva (3.56.14).

Además, el estadounidense Tony Campbell pasó a ser el quinto de todos los tiempos en los 110 metros vallas (13.17 segundos); el brasileño Barbosa, el séptimo en los 800 (1.43.20) y la holandesa Elly van Hulst, la décima en los 3.000 (8.33.97), en una carrera en la que derrotó tanto a la estadounidense Mary Decker como a la noruega Ingrid Kristiansen.