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Arteche volvió al Atlético tras rebajar su contrato de 23 millones y perder la capitanía

Juan Carlos Arteche, defensa del Atlético de Madrid, aceptó modificar su actual contrato con el club rojiblanco, por lo que dejará de percibir los 23 millones de pesetas que tenía de fijo anual, incluido su contrato de imagen. Arteche, que había sido acusado por el presidente, Jesús Gil, de "bajo rendimiento por fumar demasiado y vender zapatos", ha estado apartado del equipo y degradado de la capitanía que ostentaba, que ha pasado a Futre. El jugador aceptó rebajar a menos de 15 millones su fijo y arriesgarse a ganar más según cláusulas de rendimiento. Ayer ya se entrenó con el equipo.

Arteche y Gil se reunieron ayer en el despacho financiero del presidente atlético, junto con la esposa del jugador. No estuvo presente el asesor jurídico del futbolista, Fernando Espinosa, que lleva también los asuntos de Jesús Landáburu, otro de los implicados -el cuarteto se completa con Setién y Quique- en los ya célebres y originales pliegos de cargos de Gil contra estos cuatro jugadores. Al término de la reunión, Gil y Arteche confirmaron la vuelta del defensa internacional y ex capitán del equipo al club rojiblanco.Atrás quedaba un año lleno de sorpresas en la actividad profesional de Arteche, jugador tenido en los últimos años como símbolo del Atlético por su entrega y duro carácter, condiciones estas últimas que llevaron a Gil, a comienzos de la anterior temporada, a ponerle como ejemplo ante el resto de la plantilla y no sólo con argumentos dialécticos: le duplicó su ficha anual que pasó a ser de 23 millones de pesetas.

Sin embargo, los flojos entrenamientos durante la época del dúo argentino Menotti-Poncini, varios problemas físicos del jugador -que le llevaron incluso a hacerse una artroscopia a final de campaña, en cierto secreto, para regularizarle un menisco- y unas flojas actuaciones técnicas comenzaron a rebajar ya su espléndida hoja de servicios. Y ésta dejó de ser inmaculada a ojos de Gil cuando Arteche, como capitán, dio la cara y leyó la dura nota redactada por la plantilla del equipo en contra de las actitudes que había mantenido con ellos el presidente a lo largo del año.

Todo ello llevó a Gil a incluirle en su lista de proscritos, máxime cuando el jugador no aceptó inicialmente las exigencias del presidente de rebajar sus 23 millones de ingresos fijos anuales a 10, y el resto en función de diversas cláusulas de rendimiento según el número de partidos que jugase. La penúltima contraoferta de Arteche consistía en un fijo de 15 millones y los otros ocho según su rendimiento. Al final, "ambas partes hemos cedido", dijo Arteche, mientras que Gil apostilló: "Se ha impuesto el sentido común porque Arteche es una buena persona, aunque a veces un poco cabezón".

En la nota oficial que ambos firmaron se indica que el jugador "se somete voluntaria e ilusionadamente" a la disciplina del Atlético, y "de mutuo acuerdo se dan por cancelados los contenciosos o malos entendidos existentes".

Faltan defensas

Para que Gil también haya cedido -llegó a afirmar, junto con el actual entrenador, José María Maguregui, que ningún expedientado volvería a jugar en el Atlético- se ha dado también un condicionante fundamental: faltan defensas.En efecto, Gil trató de fichar al sevillista Serna, que finalmente ha acabado en el Barcelona. Por otra parte, la lesión de Goikoetxea en el tendón de Aquiles le impedirá volver a jugar al menos hasta noviembre y Maguregui sólo cuenta para los puestos de central y libero con Sergio y el último fichaje, el canario Sergio Marrero. El primero es un buen jugador pero que no ha inspirado nunca excesiva confianza a Gil, hasta el punto de que en la última asamblea dijo de él: "En todo equipo también son necesarios los suplentes". Y el segundo ha sido el recambio urgente fichado del Las Palmas al no consumarse la operación de Serna.

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