_
_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

'Western' genuino

Dentro de la mitología del western, los personajes de Wyatt Earp y Doc Holliday aparecen poco menos que indispensables.John Ford, aparte del baño nostálgico a que los sometió en El gran combate, hizo de ellos -de Henry Fonda y Victor Mature, exactamente- personajes inolvidables en Pasión de los fuertes, una de las cimas del género.

Por supuesto, nadie podía superar el listón implantado por Ford, y es de suponer que ni Frank Perry ni John Sturges lo intentaron.

El primero ofreció una lectura de los personajes y su célebre pelea en O.K. Corral con la familia Clanton, en una época propicia a la desmitificación, es, cuando menos, un western atípico, rígido, reflexivo y nada despreciable.

Duelo de titanes se emite a las 22

25; Malabrigo, a las 2.45; Espejismo de amor, a las 7.20, todas por TVE-1; y La gran mentira, a las 16.30 por TVE-2.

Sturges, cineasta más inclinado al clasicismo, abordó dos veces el tándem, en Duelo de titanes y en La hora de las pistolas.

Y precisamente por motivos de clasicismo la primera ha quedado con mayor aura histórica que la segunda. Realizada a finales de los cincuenta, cuando el género pedía a gritos una.renovación estética y ética -Sam Peckinpah saltaba al ruedo por esas fechas-, Duelo de titanes sigue conservando la solidez típica de los grandes momentos del Oeste.

No hay en ella, eso es cierto, como no ha habido nunca en el cine de Sturges, el lirismo desbordante que supieron insufiarle al western sus grandes maestros.

Al servicio de los actores

Por decirlo de otra manera, la película, contextualizada en su época, no pasa de ser un filme rutinario en su género, un filme bien construido, excelentemente dialogado y puesto al servicio de un reparto -con Burt Lancáster y Kirk Douglas al frente- ducho en la materia, una serie de actores capaces de llevar el revólver con la autoridad requerida -algo que hoy está por ver si resistirían los nombres punteros del star system-.

Lo que sucede es que el tiempo le ha otorgado una pátina suplementaria de calidad, llámese nostalgia o evocación.

Le pasa a la práctica mayoría de títulos de Sturges -El último tren de Gun Hill o Los siete magníficos-, como le pasa al Henry Hathaway de Los cuatro hijos de Katie Elder, El póker de la muerte o Nevada Smith, o al Howard Hawks de El dorado y Río Lobo, que, por fuerza han de considearse las últimas obras maestras del género, un punto final definitivo.

Señalemos, para finalizar, que la versión de Sturges potencia el protagonismo psicológico de Holliday -Douglas-, a quien presenta como víctima de los tiempos, un ser jugador, bebedor, tuberculoso y decadente, siempre a la espera de la bala definitiva.

En cualquier caso, no están las carteleras actuales -no digamos ya el western en sí, más muerto que Marco Antonio- como para despreciar una lección de clasicismo como Duelo de titanes.

El resto de la programación tiene sin duda menor interés.

Dentro del homenaje-ciclo a José Luis Ozores, La gran mentira, un drama de Rafael Gil escrito por Vicente Escrivá y francamente plomizo.

Por lo que hace a Malabrigo, se trata de una desconocida producción peruana dirigida por Alberto Durán en 1986.

Por otra parte, Espejismo de amor nos devuelve la voz original de Ginger Rogers en una película de Sam Wood muy bien escrita por Dalton Trumbo y Donald Ogden Stewart.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_