España está de moda en Japón
La segunda potencia mundial sigue muy lejos para las relaciones comerciales, pese a los ímpetus pasajeros
"Estamos de moda" es la frase preferida por la mayoría de los miembros de la Administración española residentes en Japón a la hora de definir las relaciones entre los dos países, ante el creciente interés de los japoneses por todo lo español. De moda, sí, pero a remolque de las iniciativas japonesas, en un país que a pesar de ser la segunda potencia económica del mundo continúa quedando muy lejos para España, tanto para la Administración como para las empresas privadas.
Aunque el Gobierno español parece estar descubriendo la importancia de la zona Asia-Pacífico, cuyo principal motor es Japón, no parece existir una política concreta de actuación que vaya más allá de las palabras triunfalistas de los políticos en gira por el área.En el caso específico de Japón, España tiene por embajada unas instalaciones vetustas -donde trabajan el embajador, tres diplomáticos y tres funcionarios españoles, más varios japoneses- en una vieja y pequeña cancillería de 1925, cuyas grietas, causadas por los frecuentes terremotos, hacen temer por la seguridad de un edificio situado, por otra parte, en una de las mejores zonas de Tokio y que no ha visto otras mejoras que una capa de pintura en sus ventanas con motivo del viaje del presidente Felipe González, en septiembre de 1985.
La Embajada no contó con un transmisor de documentos fax -algo muy común en Japón hasta en las casas particulares-, hasta hace unos meses, en que se enviaron dos aparatos desde Madrid, acompañados con sus correspondientes técnicos para enchufar un criptofax que cifrar mensajes-. En ello se emplearon varios millones de pesetas, para tener que acabar comprando un aparato japonés por valor de unos cientos de miles de pesetas.
Esta falta de medios y eficacia en la gestión oficial española se transmite a las tareas habituales, donde, por ejemplo, en el capítulo informativo y cultural -que sólo cuenta con unos cuatro millones y medio de pesetas anuales y debe incluir pagos para siete profesores de español- tan sólo se ha realizado un festival de cine español en Tokio, hace tres años, aparte de una majestuosa exposición de Goya, por interés del Museo Nacional. La información hacia la Prensa española no se caracteriza por su eficacia, aparte de la distribución de horarios cuando hay alguna visita oficial.
Cuando alguna cadena de grandes almacenes organiza una semana española, en general piden y obtienen varios millones de subvención oficial de España a través de la oficina comercial, sin ue se sepa muy bien qué compensaciones se piden -como por ejemplo, compromisos fijo! para futuras compras a lo largodel año, como piden los británicos- a cambio de estos gasto, de promoción gratuita obtenidapor los astutos japoneses.
Por último, como ejemplo de falta de coordinación oficial española en la capital de la segunda potencia económica del mundo, las agencias de viajes japonesas, promotores turísticos o periodistas son invitados por la Oficina de Turismo a giras de promoción a España (dos en 1987 y otras dos en 1988), todos ellos a bordo de aviones de otras compañías, cuando Iberia realiza dos vuelos semanales Madrid-Tokio y tiene programada una tercera frecuencia a partir del próximo otoño.
España está de moda en Japón a pesar de una situación que debería ser mejorada para bien de la imagen y la eficacia de lo español en Tokio.
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