Una lluvia de flores despidió a Rosa Manzano
Los restos mortales de la directora general de Tráfico, Rosa de Lima Manzano, fallecida el jueves al estrellarse el helicóptero en el que viajaba, fueron enterrados ayer en Burgos entre los aplausos de miles de personas. A primera hora de la mañana, varios helicópteros arrojaron flores desde el aire sobre el vehículo que conducía el féretro hasta la ciudad castellana. El diputado socialista Alberto Acitores recibió sepultura en Torquemada (Palencia), su localidad natal. Los cuerpos de las otras tres víctimas, los dos pilotos del aparato y el crítico de arte Santiago Amón, fueron inhumados en Madrid.
A primera hora de la mañana de ayer, numerosas personas pertenecientes a una asociación gitana extremeña, expresamente desplazadas a Madrid, acudieron a la capilla ardiente situada en la Dirección General de Tráfico. Rosa de Lima Manzano Gete puso en marcha recientemente una iniciativa para que las personas analfabetas, entre ellas numerosos gitanos, pudieran obtener el permiso de conducir mediante cursos adapatados a su nivel de conocimientos. Esta comisión llegada de Extremadura quiso expresar su agradecimiento por ello.Miles de burgaleses despidieron en un clima de emocionado silencio, sólo roto por los aplausos a la llegada del féretro, los restos mortales de Rosa Manzano, nacida en la localidad burgalesa de Villanueva de Gumiel y profundamente ligada a la ciudad, donde vivió y ejerció su actividad política hasta 1982, informa Ángeles Gil.
El funeral se celebró en la iglesia burgalesa de San Lesmes, donde el féretro era esperado por familiares y amigos y diversas personalidades, entre ellas el ministro del Interior, José Barrionuevo; la esposa del presidente del Gobierno, Carmen Romero, y la delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Ana Tutor. También se encontraban presentes altos cargos de Interior, entre ellos Rafael Vera, secretario de Estado para la Seguridad; Luis Roldán, director de la Guardia Civil, y José María Rodríguez Colorado, director general de la Policía.
Las escenas de mayor emoción se registraron a la llegada a la iglesia de la familia de Rosa Manzano, sus nueve hermanos y su madre, Mercedes Gete, que, materialmente apoyada en dos de sus hijos, balbucía: "Ay, que no puedo ni llorar; no me lo puedo creer, no puede ser que mi hija Rosa haya muerto".
El gobernador de Burgos, Manuel Peláez; el delegado del Gobierno en la comunidad, José Domingo Ferreiro, y otros destacados socialistas portaron a hombros el féretro hasta el interior de la iglesia, donde el oficiante de la misa pidió en la homilía la luz y la vida eterna para Rosa de Lima Manzano.
Finalizada la ceremonia religiosa, el féretro fue introducido, entre nuevos aplausos, en el coche funerario, que inició su camino hasta el cementerio de San José fianqueado por numerosas personas que testimoniaron a su paso el respeto y el dolor por la muerte de Rosa de Lima Manzano.
De otro lado, cerca de un millar de personas recibieron al mediodía de ayer en la localidad palentina de Torquemada el féretro que contenía los restos mortales del diputado socialista Alberto Acitores Balbás. El ataúd fue conducido hasta el ayuntamiento de su villa natal, donde se situó la capilla ardiente, y desfilaron numerosas personas de toda la provincia, trasladas hasta la localidad para rendir un último homenaje al político desaparecido, informa Javier G. Escudero.
A las 16.30 horas comenzó el oficio fúnebre en la iglesia parroquial de Torquemada, donde junto a Agustina Balbás, la madre del diputado, y sus siete hermanos, se encontraban presentes la esposa del presidente Felipe González, Carmen Romero; el ministro - del Interior, José Barrionuevo -ambos, desplazados desde Burgos-; el titular de Obras Públicas, Javier Sáenz Cosculluela, y el secretario de Estado para la Cooperación, Luis Yáñez.
En Madrid, varios helicópteros de Tráfico y de la policía acompañaron desde el aire, describiendo círculos, a la comitiva funebre del coronel Santiago Aizpurúa. La ceremonia se inició con una misa en el hospital del Aire y, posteriormente, compañeros del piloto fallecido en el accidente de la sierra de Guadarrama se dirigieron al cementerio de la Almudena, donde fue inhumado el cadáver. En el mismo lugar se celebraron los entierros del otro piloto del helicópetro siniestrado, Manuel Moratilla y del periodista y, crítico de arte Santiago Amón. Asistieron numerosos compañeros de las víctimas.
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