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La abstención electoral bate el récord en Polonia

Los drásticos cambios personales registrados en la cúpula del partido comunista polaco (POUP) la pasada semana no lograron romper la apatía de la población y evitar una fuerte abstención en las elecciones locales del domingo. La participación de poco más del 56% del electorado en las elecciones a los concejos municipales es la más baja de la historia de la República Popular de Polonia.

Con su firme negativa a dialogar con la oposición organizada en el sindicato ilegal Solidaridad, Jaruzelski se ha autoimpuesto unos márgenes de maniobra que parecen ya insuficientes para una solución real ole la crisis polaca. El sindicato Solidaridad había hecho un llamamiento a la abstención en los comicios por considerarlos una farsa. Por primera vez había varios candidatos disputándose un cargo. Todos contaban con la aprobación del frente Patriótico de Reconstrucción Nacional (PRON), lo que excluía la posibilidad de candidatos de la oposición.CIon los recientes cambios, el partido se ha desmentido a sí mismo y vuelve a demostrar su inseguridad e indecisión ante el deterioro continuo de la situación política y económica nacional. Durante la oleada de huelgas en mayo pasado, las autoridades afirmaron reiteradamente que las protestas no tendrían efecto alguno sobre la política a seguir.

Ahora, el propio Jaruzelski reconoce "graves errores" en la aplicación de las reformas. El primer ministro, Zbigniew Messner, podría ser la próxima víctima de la falta de resultados de las reformas. En medios Políticos de Varsovia se le da un plazo hasta diciembre para demostrar avances, siempre que no se produzca una nueva oleada de conflictos, que nadie puede excluir.

Jaruzelski reconoció ante el pleno del comité central hallarse en "una carrera contra el tiempo". Los nombramientos como nuevos hombres fuertes de Mieczyslaw Rakowski y Balka, que ostentan simultáneamente una secretaría del comité central con un puesto en el buró político, son un fuerte impulso para las fuerzas reformistas en el partido. Baka, director del Banco Nacional, no era siquiera miembro del comité central. Rakowski, cuya carrera política muchos daban por concluida cuando fue nombrado vicepresidente del Parlamento hace tres años, es hoy el principal propagandista de la perestroika soviética en Polonia; sus relaciones con el Kremlin son excelentes. En medios políticos de Varsovia se da por seguro que el nombramiento de Rakowski fue impuesto por Jaruzelski, pese a la oposición de amplios sectores del partido. El ministro de Asuntos Exteriores, Marian Orzechowski, fue nombrado también secretario del comité central y se ocupará de las cuestiones ideológicas. Su sucesor es el hasta ahora viceministro Tadeusz Olechowski, un diplomático con prestigio en capitales europeas occidentales en las que fue embajador.

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